Las últimas semanas sean convertido en escenarios de grandes jornadas de luchas en distintas comunidades y sectores productivos de la Nación: San Juan de la Maguana, por medio de sus hombres y mujeres de trabajo se vio paralizado reclamando la devolución del resultado de su sudor; Dajabón y La Línea Noroeste realizaron paros exitosos en reclamos de que se les construya carreteras y caminos para ellos poder seguir trabajando. Los chóferes de Puerto Plata, a través del Sindicato de Camioneros, reclamando su derecho a trabajar, se fueron al paro pidiendo el arreglo de la autopista Navarrete-Puerto Plata, vía fundamental para la economía de la región y el resto del País. Igualmente los distintos barrios de la Zona Sur de Santiago, llegando al paroxismo de lo insoportable, tras ingentes e infructuosas gestiones, toman el mecanismo de la protesta para hacer sentir su voz ante los oídos insensibles de nuestros gobernantes. Jicomé está en pie de lucha pidiendo las mismas reivindicaciones que se reclama en Santiago. Licey al Medio, Tamboril, Navarrete, Moca, Salcedo, los pueblos del Nordeste, entre ellos Hostos, Cotui, Nagua Y San Francisco de Macorís, son escenarios de intensos y firmes reclamos por soluciones estructurales.
Reclamos todos que fueron atizados por la enorme campaña reeleccionista de Leonel Fernández, cuando iba de pueblo en pueblo ofreciendo una vez más lo que se negó a cumplir en el cuatrienio 2004-2008.
De forma que ahora vemos distintos elementos justificativos todos estos pliegos de demandas de cada sector social o geográfico. De un lado, los reclamos de los sectores productivos demuestran que el famoso “Encuentro Nacional de Las Fueras Vivas” no es más que una estrategia del gobierno para distraernos de la realidad, ¿Cómo se explica que los cebolleros de San Juan de la Maguana tengan que recurrir a la protesta como último recurso para lograr que le paguen, en medio de poses y discursos que hablan de la necesidad de aumentar la inversión a la agricultura?
Lo que si saca a la vista de todo el pueblo todo este proceso de demandas y luchas, sumado a la sempiterna lucha de los médicos y los maestros es que la situación se torna compleja desde el punto de vista social.
Súmele a esta compleja situación de reclamos la inevitable crisis y su consecuente recesión, esto traerá como consecuencia una situación de ingobernabilidad para la cual todo el movimiento social y popular deberá estar preparado para impedir que este proceso nos tome desprevenidos y lejos de fortalecer al pueblo y garantizarles conquistas duraderas en sus reclamos se torne en mercado electoral para otras instancias, tan responsables como la actual de los males y atrasos vicisitudes que disminuyen la calidad de vida de la sociedad dominicana.
El FALPO plantea la necesidad imperiosa de fortalecer la coordinación de todos los espacios y sectores en lucha. Estamos dispuestos a concertar todos los acuerdos necesarios para seguir profundizando y mejorando en calidad y contenido los niveles de lucha del pueblo trabajador. Solo basados en una fuerte unidad y programas y métodos de lucha discutidos en la base de todos los sectores y comunidades podrá el pueblo salir victorioso de todo este proceso.
Debemos procurar las vías para que todo el torrente de lucha de este pueblo sea canalizado por mecanismos surgidos de las discusiones mismas de los y las que luchan a diario en cada uno de los barrios, asociaciones, sindicatos, etc., la unidad nos hará fuerte y lúcidos, con esa lucidez podremos prepararnos para lograr que nuestras victorias sirvan para hacer avanzar esta sociedad a niveles de más inversión hacia la educación, hacia la salud del pueblo, a la creación de mas fuentes de empleos estables y con salarios dignos, a la necesaria e impostergable sociedad del diálogo y el entendimiento en la cual no se maltrate y extermine a la mujer.
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