Por Tony Rodríguez
Gaspar Hernández.- Es casi seguro que el océano gane la batalla. Poco a poco, el corredor turístico que conduce de Gaspar Hernández a Río San Juan se descompone, el mar está socavando el camino.
El cuadro provoca un cruce de emociones, los turistas suelen detenerse a ver el mar, a sentir el azoramiento, la confusión, el susto de estar a corta distancia del abismo.
El mar avanza con sus bravas olas, día a día, golpeando violento el rompeolas, carcomiendo el farallón, obligando la carretera a retirarse.
La historia es del conocimiento de varias generaciones de gobernantes. Balaguer ordenó en los 80s colocar un rompeolas para mitigar lo salvaje del mar. Leonel Fernández mandó a alejar la carretera, millones de pesos del Estado Dominicano se han gastado tratando de detener el océano que rechina y magulla, al piélago que reclama espacio para cubrir de aguas saladas los peñascos y las marañillas.
El cuadro provoca un cruce de emociones, los turistas suelen detenerse a ver el mar, a sentir el azoramiento, la confusión, el susto de estar a corta distancia del abismo.
El mar avanza con sus bravas olas, día a día, golpeando violento el rompeolas, carcomiendo el farallón, obligando la carretera a retirarse.
La historia es del conocimiento de varias generaciones de gobernantes. Balaguer ordenó en los 80s colocar un rompeolas para mitigar lo salvaje del mar. Leonel Fernández mandó a alejar la carretera, millones de pesos del Estado Dominicano se han gastado tratando de detener el océano que rechina y magulla, al piélago que reclama espacio para cubrir de aguas saladas los peñascos y las marañillas.
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