José Manuel Castillo, director Noticias A Tiempo. Whatsapp: 8098160105, josemlct11@hotmail.com. Santiago, República Dominicana.
viernes, 17 de julio de 2009
Un deseo carnal que nos destruye, y la esperanza que nos salva.
JOSE ALFREDO ESPINAL
Editor/Caribbean Digital
SANTIAGO, República Dominicana.- Por tener una relación extramatrimonial el ser humano es capaz , a veces, de destruir su vida familiar, es decir, separarse de su esposa e hijos para convertirse en un Don Juan, que al final de cuentas termina como la mayoría de los personajes principales de las películas mexicanas: muerto; aunque no necesariamente físicamente.También, hay ocasiones donde el ser humano (hombre-mujer), busca su éxito económico y social provocando el dolor en el prójimo, con zancadillas, y a base de mezquindad como el Judas que traicionó a Jesús.Por ignorancia o por el deseo carnal malévolo, la persona se atreve a muchas diabluras, que al principio parecen simples y al final resultan letales.Una pequeña mentira que va creciendo cada vez que la pronuncia, la envidia interna incapaz de soportar el avance del amigo, el hermano, y un rencor trasnochado que, más que una forma de satisfacción del ego personal, se va convirtiendo en una pesadilla que destruye la vida, son algunos de los trucos con que el Diablo ha intentado manejar al mundo.
Pero ese se equivocó.Se equivocó porque Jesucristo, Rey de Reyes y Señor de Señores está con nosotros en todo momento y en todo lugar. Dios es real, tan así que si en este momento estás respirando es por su misericordia.
La Biblia dice en Romano, capítulo 10, versículo 9 lo siguiente: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.En el mismo capítulo, versículo 10 dice: Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.Asimismo, en el versículo 13 de este capítulo expresa: porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
“Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado”, Romano, capítulo 10, versículo 11-
Amén.
Porque todos somos pecadores e imperfectos necesitamos buscar de Dios…ahora. Intentar buscarlo después podría ser demasiando tarde.
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