Fue uno de los episodios que más repercusiones tuvo en la vida nacional en la etapa de la democratización
Fuente, http://www.almomento.net
SANTO DOMINGO.- Este domingo 25 de septiembre se han cumplido 48 años del golpe de Estado al gobierno constitucional de Juan Bosch, uno de los episodios que más repercusiones tuvo en la vida nacional en la etapa de la democratización.
Tras la muerte del tirano Rafael L. Trujillo y el fin de la dictadura, las primeras elecciones libres dominicanas fueron convocadas para el 20 de diciembre del 1962. Las fuerzas políticas más importantes que emergieron fueron la Unión Cívica Nacional (integrada por sectores oligárquicos, conservadores y de derecha), el Partido Revolucionario Dominicano (con un fuerte arraigo popular) y el Movimiento 14 de Junio (compuesto por revolucionarios e izquierdistas). Losd candidatos favoritos fueron Bosch, del PRD, y Viriato Fiallom, de la UCN.
Bosch ofreció un programa político fundamentado en justicia social, tierra, alimentación y trabajo, el cual popularizó a través de alocuciones radiales que se convirtieron en verdaderas enseñanzas populares de sociología política.
Para frenar el impulso de la revolución cubana, iniciada dos años antes por Fidel Castro, los Estados Unidos apoyaban las elecciones dominicanas. La oligarquía iniciaba un proceso de recomposición. El principal adversario que Bosch encontró, aún desde la campaña electoral, fue la Iglesia Católica, que le acusaba -entre otras cosas- de comunista.
Durante un debate televisado, dos días antes de las elecciones, un representante de la Iglesia Católica, el sacerdote Láutico García, no pudo demostrar a Bosch que era comunista. Este fortaleció su popularidad pues aprovechó el debate para denunciar la miseria en que se encontraba el pueblo. Finalmente ganó abrumadoramente las elecciones.
Período de inestabilidad
Tras ser proclamado ganador y antes de asumir el poder, Bosch visitó naciones europeas y los Estados Unidos. Paralelamente comenzaron aquí las gestiones para modificar la Constitución en base a un proyecto elaborado por los perredeístas. El Consejo de Estado y otros sectores reaccionaron en contra de ese proyecto considerando que no protegía la propìedad privada ni la inversión extranjera, atentaba contra la propiedad privada de la tierra y desconocía el rol de la Iglesia Católica y sus méritos, de acuerdo a lo establecido por el Concordato.
Una serie de huelgas en medio del período de transición hicieron tambalear al Consejo de Estado, cuyos miembros amenazaron con renunciar en por lo menos dos oportunidades.
Bosch, de su lado, mantenía recelo hacia los militares y prefería ser cuidado por civiles armados. No quería mezclarse con los Estados Unidos y en su discurso de retorno al país atacó a la empresa norteamericana Esso Standard Oil. Además, dejó sentado que no cedería ante las demandas de la Iglesia Católica de que se hreformara el texto constitucional.
Abuso de las libertades públicas
El líder perredeísta asumió el poder el 27 de febrero del 1962 y trató de apoyarse única y exclusivamente en el Congreso Nacional, como instrumento del pueblo, pero sin contar con un movimiento populista y fuerte. Intentó hacer un régimen de democracia representativa al estilo europeo, con muchas libertades públicas que fueron utilizadas en exceso por las mismas masas populares que lo eligieron, las cuales comenzaron a presionar al nuevo gobierno mediante huelgas y demandando reivindicaciones. La oligarquía, la Iglesia y los militares comenzaron a sentirse amenazados por el influjo de las masas populares en el gobierno y las inminentes hreformas que -a su entender- lesionarían las estructuras vigentes. El gobierno de los Estados Unidos no objetaba las hreformas pero no veía con buenos ojos las presiones del gobierno dominicano a la Esso Standard Oil y sus amenazas a la inversión extranjera.
Los partidos de izquierda, desde el principio, mostraron en su mayoría disposición de presionar de manera contundente al gobierno. Consideraban que Bosch y el PRD contituían un retardo para la revolución. Una parte de ellos, entre los que estaba el Movimiento 14 de Junio, sin embargo, apoyó al nuevo régimen.
Amplios sectores de la derecha, de su lado, presionaban al gobierno aduciendo que no atacaba a los comunistas. Su principal vocero fue el periodista Rafael Bonilla Aybar, quien había sido director del periódico oficial La Nación y usó la planta televisora Rahintel para transmitir mensajes conspirativos. A esta campaña se sumó el periódico El Caribe.
Fricciones con su propio partido
Bosch tuvo fricciones con su propio partido, el Revolucionario Dominicano (PRD), cuyos dirigentes se quejaban porque no se les había tomado en cuenta en la Administración Pública, y sus masas demandaban empleos y el cumplimiento de las hreformas ofrecidas durante la campaña electoral. Incluso, una huelga que a mediados de julio sacudió a la compañía South Puerto Rico Sugar, en La Romana, dirigida por el Partido Socialista Popùlar y el Movimiento 14 de Junio, fue apoyada poir Angel Miolán, secretario general del PRD.
El primer enfrentamiento directo entre Bosch y los militares se registró el viernes 12 de julio cuando estos últimos le solicitaron la deportación de los comunistas. Bosch, en respuesta, amenazó con renunciar ante la Asamblea Nacional. Muchos analistas ahora coinciden al afirmar que, ciertamente, Bosch no era comunista pero quiso utilizar a los comunistas para infundir temor a la oligarquía y demás sectores conservadores.
El nuevo Presidente no mejoró sus relaciones con la Iglesia. En cambio, se abstuvo de darle participación en la toma de decisiones.
Una de las peores crisis
A mediados de julio el gobierno enfrentaba una de sus peores crisis. En ese mes acusó al capellán Marcial Silva de estar instigando a militares de San Isidro, especialmente a las fuerzas dirigidas por Wessin, para que ejecutaran un golpe de Estado. El padre Láutico García, el mismo que había acusado a Bosch de comunista durante la campaña electoral, llamó a una "jornada de afirmación cristiana".
El 3 de agosto los obispos emitieronn una "Declaración" en la que señalaron que "los acontecimientos políticos que viejnen sucediéndose no han logrado establecer el reinado de la verdadera paz, que abrase por igual a todos los hombres, sea cual sea su posición".
Consciente de la magnitud de la crisis, el dirigente socialcristiano Angel Liz se ofreció como emdiador entre la oposición y el Gobierno, pero Bosch rechazó su´mediación.
Los empresarios y la Unión Cívica Nacional convocaron a una huelga general para el 20 de diciembre de 1963, cuyo único objetivo era derrocar al gobierno sin importar las consecuencias. El llamado fue rechazado por algunos sindicatos pero otros la apoyaron.
Bosch estaba consciente de que esa huelga era la ofensiva final de sus opositores para derrocarle, pero no hizo nada para detenerla. Su estrategia era aparentemente la de esperar a que se agudizara la crisis para, cuando los militares lo presionaran, dimitir ante el Congreso Nacional.
Esperaba pacientemente el golpe
El 23 de septiembre el Presidente esperaba pacientemente el golpe de Estado y asií se lo manifestó al Embajador de los Estados Unidos, John Barlow Martin, según éste lo escribió años después. Este diplomático íntentó persuadiarlo para que actuase y se brindó incluso para ir a San Isidro a detener a los golpistas, pero Bosch se negó. Martin dice que el 24 de septiembre en la noche le propuso a Bosch acompañarlo al Palacio Nacional mientras los militares estaban en San Isidro planificando el golpe, y también rechazó la propuesta.
Finalmente, a las 4:15 de la madrugada del miércoles 25 de septiembre, Bosch fue detenido conjuntamente con algunos de sus ministros. El golpe se produjo pacíficamente sin el derramamiento de una sola gota de sangre. El líder político fue deportado hacia Puerto Rico.
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