Fiscal Blanca Alonso De León. |
Mary Luz Borrego
Cuba .-La infancia en Cuba se protege, no se negocia. En este país se permite la adopción, pero no incierta, sino con todas las normas legales establecidas por el Código de Familia cubano. Este tipo de protección legal realmente no abunda porque escasos padres y familias abandonan a sus hijos. Los contados casos que se encuentran pasan a los Hogares de Niños sin Amparo Filial, donde reciben toda la atención y prioridad del estado hasta la mayoría de edad.
Hogar de niños sin amparo familiar de Sancti Spíritus. |
“En la provincia ocurren pocos casos de adopción legal, se encuentra más la protección informal, fundamentalmente por algún parentesco. El Código de Familia establece claramente los requisitos para el adoptante: haber cumplido 25 años de edad, encontrarse en pleno goce del derecho civil y político, poder solventar las necesidades económicas del adoptado, tener condiciones morales que permitan presumir que puede cumplir con sus obligaciones, y tener por lo menos 15 años más que el niño en cuestión”; puntualizó la fiscal Blanca Alonso De León.
En Cuba sólo pueden adoptarse menores de 15 años con los siguientes condiciones: que sean hijos de padres desconocidos; que hayan sido abandonados intencionalmente; aquellos que no reciban cuidados de sus familiares; que se haya extinguido la Patria Potestad respecto a ese niño; que los padres den su consentimiento; o que estén en hogares de menores por algunas de estas razones.
“Las leyes permiten adoptar en cualquier parte del país. En todos los casos, el Tribunal forma un expediente y realiza una vista con el máximo de requisitos para decidir si la adopción resultará o no beneficiosa para el menor, en busca de su mejor desarrollo y educación. Los padres adoptivos contraen todas las obligaciones de los padres naturales y se extinguen los vínculos jurídicos paterno-filiales que hayan existido entre el adoptado y sus padres y parientes consanguíneos. La adopción es una decisión judicial, de obligado cumplimiento”, agregó la jurista.
Esta realidad nada tiene que ver con el panorama que existe en buena parte del mundo: todavía sobrecogen aquellas noticias de tan sólo unos meses atrás, cuando trascendió que los niños haitianos víctimas del terremoto estaban siendo sacados masivamente del país para ser adoptados por europeos, norteamericanos…
En enero del 2010 el diario La Jornada, de México, comentaba que “Francia espera, en estos días, trasladar al menos 276 niños de las casas hogar de aquí a los brazos de sus nuevas familias. Holanda ya se llevó 123; Estados Unidos cada día traslada alrededor de 50, España y Suiza no se quedan atrás”.
El debate internacional se preguntaba entonces: ¿esas salidas siempre significarán el bienestar para los chicos?, ¿no se supone que la infancia constituye el futuro de las naciones?, ¿de esa manera realmente se protege a la infancia?.
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