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viernes, 12 de abril de 2013

La Playita de Martí

El 11 de abril de 1895 fue elegida por la Asamblea Provincial del Poder Popular como la fecha más significativa de Guantánamo. Cada año se reedita el desembarco. Foto: Lorenzo Crespo Silveira

Yisell Rodríguez Milán 

GUANTÁNAMO.— Amanece sin sol. Playa revuelta. El oleaje intranquilo anuncia que algo está por suceder. Varios centenares de personas vigilan el mar y esperan... Están entre ellos los especialistas del Museo de Jiguaní, en Granma, que llegaron hasta el poblado de Cajobabo, a más de 80 kilómetros de la ciudad de Guantánamo, para compartir por décimonovena vez con sus colegas del Museo 11 de abril, lo que conocen sobre José Martí.

Se ve también, sentados sobre grandes rocas o entre la arena, a estudiantes de varias escuelas del municipio de Imías y los muchachos de la Unión de Jóvenes Comunistas, que no se pierden ni un reencuentro con el pasado, y a miembros del Instituto de Historia de Cuba y trabajadores de los más diversos sectores, y a la prensa, con sus cámaras enfiladas hacia el mar... esperando.

De pronto las miradas se centran en un pequeño bote que, con lentitud, se acerca a la orilla. Viene cargado de jóvenes. Son seis. Tres banderas ondean junto a ellos: una del Movimiento 26 de Julio, otra de la UJC, y la de la Estrella solitaria, que está en manos de un hombre con traje negro y mirada firme. La frente ancha y el espeso bigote revelan que, como parte de la reedición de lo ocurrido allí el 11 de abril de 1895, se trata del Apóstol Nacional de Cuba.

Asombro multiplicado: Es la primera vez desde 1995 que la reedición del desembarco es protagonizada por una generación que no pasa de los 30 años, y entre ellos una mujer.

También es nuevo que quien encarna a Martí —en este caso el actor Roberto Albellar Hernández, del grupo mayabequense Andar teatro— físicamente se parezca tanto a aquel que llegó por Playita de Cajobabo hace 118 años junto al Generalísimo Máximo Gómez, a los brigadieres Francisco Borrero y Ángel Guerra, el coronel Marcos del Rosario y el capitán César Salas, para incorporarse a la Guerra Necesaria.

Desembarcan. El Martí del siglo XXI deposita la bandera cubana en manos de Luis Antonio Torres Iríbar, miembro del Comité Central del Partido y su primer secretario en Guantánamo, quien a su vez la entrega a un pionero, símbolo de las generaciones por venir que mantendrán libre a la Patria.

Inicia el acto. Se canta el Himno Nacional. Una ofrenda floral a José Martí del pueblo de Imías, depositada justo al lado del Monumento Nacional 11 de abril, ennoblece el paisaje costero.

Con solemnidad, luego, Torres Iríbar y Yocleydis Ramírez Ramírez, primer secretario de la UJC en Guantánamo, entregan el carné a 12 nuevos militantes de la organización política juvenil, y Nancy Acosta Hernández, presidenta de la Asamblea Provincial del Poder Popular, reconoce a los ciclistas imienses que recorrieron Cuba exigiendo la liberación de los cinco antiterroristas nuestros presos en Estados Unidos de América.

Llueve fino, como en la noche del 11 de abril de hace 118 años. Termina el homenaje. Unos se van, otros llegan. Ahí quedan la playa y la gente de Cajobabo para contar la historia.

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