El libro El reinado de Vincho Castillo.Acento.com.do |
Vincho Castillo fue diputado designado durante la dictadura de Rafael Trujillo, a quien defendió incluso después de haber sido ajusticiado por un grupo de valientes dominicanos. Castillo también fue aliado incondicional de Joaquín Balaguer, y ahora aliado incondicional de Leonel Fernández Reyna
Fuente, http://www.acento.com.do/
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Quien no conoce la historia del abogado y político Marino Vinicio Castillo (Vincho) podría pensar que se trata de un hombre que siempre estuvo cerca y dio apoyo al emblemático líder centroizquierdista Juan Bosch, fundador de los partidos Revolucionario Dominicano y De la Liberación Dominicana.
Pero no, Vincho Castillo en distintas época fue enemigo político de Juan Bosch, e incluso del PLD, y lanzó duros ataques en su contra.
Parte de este episodio desconocido para las nuevas generaciones se encuentra en el libro "El reinado de Vincho Castillo", del periodista Fausto Rosario Adames, que recoge y analiza a una de las figuras públicas más controversiales del país.
Vincho Castillo fue diputado designado durante la dictadura de Rafael Trujillo, a quien defendió incluso después de haber sido ajusticiado por un grupo de valientes dominicanos. Castillo también fue aliado incondicional de Joaquín Balaguer, y ahora aliado incondicional de Leonel Fernández Reyna.
Vincho Castillo en distintas época fue enemigo político de Juan Bosch, e incluso del PLD, y lanzó duros ataques en su contra
En distintas épocas de su larga vida pública Vincho Castillo ha tomado partido a favor y en contra de varios líderes políticos dominicanos, siempre procurando estar bien con el poder y obtener una parte.
A continuación, un capítulo del libro El reinado de Vincho Castillo, del cual se acaban de imprimir la segunda y la tercera ediciones, y que será presentado este viernes, 14 de junio, en la Biblioteca Pedro Mir de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Diatribas contra un “egoísta y frustrado” profesor
El profesor Juan Bosch ha sido un blanco continuo del doctor Marino Vinicio Castillo, en la actividad política, en tanto fue contendor del doctor Joaquín Balaguer en diversas circunstancias y acontecimientos.
No es de extrañar que para ser el aliado del Partido de la Liberación Dominicana en 1994, siendo Bosch candidato presidencial, Leonel Fernández vice-presidencial y el doctor Castillo candidato a senador por el Distrito Nacional, no fuera mucho el esfuerzo que debió realizar la Fuerza Nacional Progresista para llegar hasta aquella alianza. El profesor Bosch estaba en posición de olvidar los agravios y sus seguidores habían sido absorbidos por un pragmatismo a ultranza.
Con motivo de la Reforma Agraria defendida por Castillo y ejecutada por el gobierno de Joaquín Balaguer a partir de 1971, fueron muchos los ataques contra el líder oposicionista Juan Bosch. Castillo acusó a Bosch de oponerse al programa agrario por egoismo y frustración[1].
Un mes después de la muerte de Francisco Alberto Caamaño y de una parte de quienes le acompañaban en Nizaíto, el doctor Marino Vinicio Castillo acusaba al profesor Bosch de haber puesto en movimiento “el mecanismo del ataque indirecto, hipocritón y por persona interpuesta, que el Profesor ha sabido usar cuantas veces ha querido ‘expulsar garrapatas’. Aunque las tales garrapatas fueran revolucionarios de gran valor e intrepidez que desafiaran en forma grave al Gobierno, mientras aquél (Bosch) se solazaba en Benidorn”[2].
Pero llegaba mucho más lejos el doctor Castillo, y olvidando hasta su propia y personal historia política, acusaba al profesor Juan Bosch de servir de auxilio y de asesor a los terratenientes para que resistieran las leyes agrarias que el gobierno del doctor Balaguer, con el doctor Castillo a la cabeza, trataba de aplicar.
Y así, llamaba envidioso al Profesor Juan Bosch y evacuaba en su contra muchas otras insinuaciones. En un artículo publicado en El Nacional el 24 de marzo de 1973 hablaba el doctor Castillo de su abnegada entrega al Gobierno y al país, sin cobrar facturas, y para la grandeza del doctor Joaquín Balaguer, a quien consideraba padre de una revolución agraria extraordinaria, “para enajenante envidia del otro líder mayor de la República, quien amadrigara, por años, la idea delirante y mesiánica de ser el Gran Padre de la Revolución Dominicana”.
Y lanzaba indirectas venenosas contra el entonces líder del Partido Revolucionario Dominicano. Al referirse al doctor Balaguer, incidentaba diciendo que “no es caudillo ni califica de garrapata a sus amigos”, como sí ocurría con Bosch, a quien trataba de vincular con el foco guerrillero de Francis Caamaño. Decía que el hecho de que no existiera un pacto firmado, “no exculpa al PRD de profundas, irreversibles e ineludibles responsabilidades, de una naturaleza más delicada y comprometedora que todos los acuerdos firmados del mundo”.
De esta naturaleza fueron las acusaciones del doctor Castillo contra Bosch en su momento. Y en un lenguaje rebuscado, argumentaba que hubiese sido de mayor provecho para el gobierno del doctor Balaguer “si hubiese procedido con mayor efectividad…a una persecución a escala nacional” contra el PRD y su dirigencia.
En abril de ese mismo año el abogado Castillo volvía a la carga contra el Profesor Juan Bosch, en un artículo titulado “Otra trágica aventura del poder personal”, cuestionando la ausencia de Bosch en la Revolución de abril de 1965. “En verdad, no he sabido que fuera arrestado, ni impedido en las primeras horas, por lo menos. Hubiera sido formidable su presencia de hombre importante, de estatura mundial, en aquel festín de sangre por el cual él había trabajado sin descanso”, decía.
Acusar a Bosch de haber trabajado sin descanso para el festín de sangre de abril de 1965 resulta una iniquidad, cuando de lo que se ha acusado el líder del Partido de la Liberación Dominicana es de no haber actuado para evitar el golpe de Estado de 1963 bajo el supuesto de no permitir enfrentamientos entre los miembros de las Fuerzas Armadas.
El doctor Castillo, luego de estas acusaciones contra Bosch, pasaba a explicar su hazaña extraordinaria de presentarse al mediodía del 24 de abril de 1965 al campamento del 6 y medio de la Autopista Duarte, próximo a Santiago. Cuenta que un capitán de Infantería le comunicó que en su contra “había cosas malas”, lo que lo llevó a “enterrarse” hasta después de pasados los acontecimientos.
Contaba entonces que, visto que los perredeístas abarrotaron las embajadas, “cuando algún mandadero del profesor, a salvo en Borínquen (‘eso que no es país, ni pueblo’, en su parecer de hoy) se atreve a decir que ‘no aparecí’ en aquellos momentos, tengo que reír en forma compasiva”.
En 1992 fue más ácido en sus críticas al líder del PLD. Lo llamó un político “vacilante” y dijo haber respetado siempre el silencio de Bosch frente al flagelo del narcotráfico. La insinuación era bien clara, y el recurso no dejaba de ser artero, en el sentido de considerarse juez de todo mundo respecto al narcotráfico. Bosch le había mandado a callar, y Castillo respondió con ira.
“No se cuál es la razón que él tiene para decirme que me calle, porque yo siempre he respetado su silencio frente al flagelo de la droga”[3].
Ponderó los principios fundacionales del PLD, pero dijo que desde que se fueron acercando al poder los peledeístas “comenzaron a transigir, comenzaron a ceder en los principios, por eso no hablan del peculado, por eso cuando acusaron a Luis Toral de haber comprado más de nueve mil tareas de café en Barahona…y presentaron ante el procurador una denuncia, después fueron como conejillos, a discutir con ese funcionario la cuestión de las reformas tributarias”.
Llamó a Juan Bosch a decir lo que crea, pero le advirtió que jamás podía pretender que los demás callaran ante sus errores y vacilaciones. Le insinuó también al PLD vinculación con la designación del doctor Manuel García Lizardo como presidente de la Junta Central Electoral, a quien Castillo acusaba de proteger a narcotraficantes.
También aprovechó para descalificar los álbumes de la corrupción publicados por el PLD durante los gobiernos de PRD, diciendo que sólo tenían la intención de dañar al licenciado Jacobo Majluta, entonces vice-presidente de la República. Para el abogado, Juan Bosch era un traidor de sus propios principios, y vaticinó que la juventud del PLD “pronto se dará cuenta de que ha sido engañada y optará por otras organizaciones políticas abandonando ese partido”[4].
Todos esos juicios se olvidaron para permitir que en el discurso del doctor Castillo, a partir de 1994, el Profesor Juan Bosch pasara a ser el gran maestro del más organizado partido que restablecería la dignidad al país: el Partido de la Liberación Dominicana. Castillo a su vez, se cree el ideólogo del Frente Patriótico Nacional, dado que desde la pre-campaña interna del Partido Reformista Social Cristiano propugnaba por un acuerdo entre el PLD y el PRSC para evitar el ascenso del PRD al poder. Decía que imposibilitado Balaguer como candidato, lo conveniente era un acuerdo o pacto para salvar al país de la vorágine perredeísta.
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