José Manuel Castillo, director Noticias A Tiempo. Whatsapp: 8098160105, josemlct11@hotmail.com. Santiago, República Dominicana.

jueves, 15 de agosto de 2013

Primer año de Danilo/: Entre los cambios y los atascos en la administración pública

Danilo Medina, en una comunidad de
 El Seibo.
Fotografía cortesía de la DICOM.
El mayor riesgo de “salto al vacío” del gobierno de Medina es su proyecto de construcción de la carretera San Juan-Santiago y pongo mi energía positiva en pensar que algún día el mandatario va a consultar a algún técnico honesto, valiente, respetuoso de sí mismo, que le diga la verdad verdadera, no la verdad que supone que el Presidente quiere escuchar

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El gobierno del presidente Danilo Medina arriba a su primer año y no hay dudas de que mucho ha cambiado para bien de los dominicanos, pero quedan atascos formidables que de no ser abordados con determinación, al final del período inclinarán el fiel de la balanza para igualarlo a los de Leonel Fernández.

Los cambios. Ha sido una ganancia neta para el país que Medina iniciara casi mil reconstrucciones de carreteras y caminos vecinales a los que hasta su llegada no se les ponía un pico y una pala porque permite movilizar la producción agropecuaria y canalizar recursos hacia el campo generando una dinámica productiva que al final de su gobierno superará con creces las anteriores administraciones.

A ese esfuerzo hay que agregar un mayor apoyo a los productores agropecuarios con financiamiento, roturación de terrenos, entrega de materiales de siembra y semillas, programas de combate a la roya del cafeto y a la sigatoka en plátanos, pero sobre todo la paralización del festival de otorgamiento de licencias para la importación de alimentos agropecuarios que tenían quebrada la producción nacional.

Su decisión de honrar el compromiso de asignar el 4% del Producto Interno Bruto a la educación –aunque tropezara con mamonerías iniciales en el Ministerio de Educación para construir las 10,000 aulas para este mes- fue un signo elocuente de su voluntad de cumplir con su palabra.

El estilo de gobernar del presidente Medina, caracterizado por su contacto directo con las organizaciones sociales y comunitarias vinculadas a la pequeña producción, su paso por todo el país sin necesidad de gastar millones de pesos desplazando soldados y policías a todo lo largo de las carreteras o seguido por decenas de jeepetas de alto consumo ¿protegiéndolo de una agresión o aislándolo de su pueblo? … significa que en gran medida los dominicanos vuelven a tener un Presidente que se parece más a Juan Bosch que a Trujillo.

El hecho de que el tráfico de influencias y los privilegios para constructores y comerciantes que negocian con el Estado estén reducidos a su mínima expresión, contrario a lo que pasaba en el recién pasado gobierno del PLD que había una magia para que todas las obras fueran a socios de los mismos funcionarios que las otorgaban, significa una mejor práctica gubernamental que beneficia a los dominicanos.

Destinar recursos estatales y del sistema bancario para micros, pequeñas y medianas empresas, si bien no crean muchos empleos de alta calidad, significan un alivio para poner muros de arena al crecimiento de la pobreza. El esfuerzo de Banca Solidaria, que ya ha prestado 2,000 millones de pesos, equivale a un impacto indiscutible a favor de miles de familias que no tienen otra oportunidad de crédito para impulsar proyectos que son iniciativas personales innovadoras.

Aunque para muchos analistas el “triunfo” del gobierno de Medina frente a Barrick Pueblo Viejo en la renegociación del contrato significa una ganancia neta, todavía creo que en términos reales aun no se ha ganado nada y estoy casi seguro de que cuando el nuevo contrato llegue al Congreso Nacional, volverá a ser aprobado al grito de ¡Voten honorables! sin leer y sin que los legisladores que se presentaron como grandes patriotas, lo entiendan.

Los atascos. En un apretado resumen el gobierno de Medina se ha atascado en el castigo a la corrupción administrativa, que ha sido nulo a pesar de que han sobrado auditorías de la Cámara de Cuentas, la prensa las ha puesto en evidencia, pero la instrumentación de los expedientes ha sido tan infeliz desde el Ministerio Público que seguimos sin un solo detenido y una cadena creciente de “Archivo definitivo”, aunque hay que admitir que los escándalos de este gobierno hasta ahora han sido nimios y esencialmente de nepotismo de funcionarios, aumentos de sueldos antojadizos, y otros por el estilo.

Las mismas prácticas de la Policía Nacional y la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), y la persistencia de condiciones sociales pésimas para la población joven, se han combinado para crear un ambiente donde el narcotráfico, la criminalidad y la delincuencia en general rodean las calles y avenidas de inseguridad y violencia al punto de que países que son remisores de cientos de miles de turistas advierten de los riesgos de agresión incluso por accidentes de tránsito que se han convertido en una epidemia. Si alguien me pidiera ejemplos solo los remitiera al allanamiento en Sosúa, Puerto Plata… al despojo de 9,200 dólares en el Aeropuerto Las Américas y a las estadísticas de expulsados en el último año en ambas instituciones de represión del crimen.

El Ministerio de Relaciones Exteriores sigue siendo el nuevo “Huacal” y República Dominicana el hazmerreír del mundo porque tiene más “diplomáticos” sentados cobrando en el territorio nacional que los que están en el exterior rindiendo efectivamente una labor para extender los lazos culturales, políticos y de negocios a favor del país. En este aspecto se ha hecho lo que siempre se ha hecho y nada de lo que nunca se ha hecho.

Los peligros. A los cambios y atascos hay que unir los peligros para un gobierno exitoso de Medina durante los próximos tres años.

Un grave peligro para la competitividad del país es que persistan los altos impuestos a los combustibles y a las telecomunicaciones porque son poco menos que un despojo brutal a los consumidores sin que se puedan desprender de ellos.

El mismo hecho de que el presidente Medina ordenara no aplicar este año los nuevos impuestos de derecho de circulación de vehículos demuestra que se puede prescindir de cargas tributarias que frenan la producción y los servicios.

El gobierno puede recurrir a revisar todos los préstamos que otorgó el Banco de Reservas en los últimos cinco años –comenzando por el de Arturo del Tiempo para la Torre Atiemar- para recuperar fondos que eviten echar sobre el pueblo nuevas cargas tributarias. Eso no sería una cosa del otro mundo como no lo fue la revisión de los contratos que regalaban los peajes de las dos principales carreteras del país a la empresa Dominicana de Vías Concesionadas (Dovicon) a cambio de darle “mantenimiento”.

El sistema de la Seguridad Social no se puede limitar a ser un Plan de Pensiones que no pensiona y mantiene boyante a la banca comercial mientras centenares de miles de ahorrantes obligados no tienen efectivo para emprender un negocio particular y sobrevivir. En el aspecto salud de la Seguridad Social, el caso es peor porque no dan salud preventiva, discriminan a los enfermos de diabetes y Sida y el Plan Básico cubre casi lo mismo que un hospital público, donde el servicio es gratuito para el enfermo. ¡Tanto dinero que pagan el Estado, las empresas y los asalariados!

El mayor riesgo de “salto al vacío” del gobierno de Medina es su proyecto de construcción de la carretera San Juan-Santiago y pongo mi energía positiva en pensar que algún día el mandatario va a consultar a algún técnico honesto, valiente, respetuoso de sí mismo, que le diga la verdad verdadera, no la verdad que supone que el Presidente quiere escuchar. Si lo consulta el país se puede evitar un gran fiasco que puede costar más de 700 millones de dólares sin que resuelva un solo problema general (aunque sí algunos particulares).

Me arriesgo a afirmar que si el gobierno construye esa carretera pasando por el macizo de la cordillera Central, el presidente Medina pasará a la historia no por los éxitos indiscutibles que ya tiene en 12 meses de gobierno, sino por la catástrofe ambiental que provocará en el valle de su querido San Juan y en los de Barahona y Neiba. Ahí es mucho lo que el gobernante arriesga porque los técnicos más calificados del país le han dicho que eso no es ambientalmente viable y hasta ahora mantiene el proyecto de los obispos y de algunos expansionistas que calculan que pueden sacar provecho de la vía. ¡Presidente Medina: Usted no se merece ese fiasco y lo animo a no caer en ese gancho aunque se lo pida el Papa Francisco!

Finalmente el gobierno de Medina, que ya se reconoce que está estimulando al campo, en muy poco tiempo se puede quedar sin técnicos nacionales para dar asistencia a las empresas y a los agricultores pequeños porque falta estímulo a la juventud para que estudie agronomía, veterinaria, agrimensura y profesiones afines. Con tan buena experiencia de los años sesenta y setenta, nada justifica que en el siglo XXI un país como República Dominicana tenga más técnicos agropecuarios extranjeros que nacionales.

Una potente escuela de Ciencias Agropecuarias y Forestales, con dos satélites por región, con todo el apoyo del gobierno y trayendo profesores extranjeros si fuere necesario, sería una inversión de futuro en los próximos tres años para la República Dominicana. Es preferir importar profesores para que formen agrónomos y veterinarios dominicanos a tener que importar agrónomos y veterinarios en forma masiva para dar la asistencia técnica.

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