Por Alberto Mota
No podemos continuar siendo víctimas y cómplices de influyentes grupos que procuran polarizar posiciones entre dominicanos y haitianos. Por un lado las ONGs pro-haitianas y por el otro los grupos de anti-haitianos existentes en nuestro país. Y digo que no seamos víctimas y cómplices de las pretensiones de ambos sectores, que quieren fomentar el antagonismo, el odio, la intolerancia y la violencia…a eso nos quieren llevar y en parte lo han logrado.
Tengamos cuidado los dominicanos de que se nos olvide que estamos en el siglo XXI, que las décadas de hostilidades de pasados siglos ya son historia, pero sí tengamos cuidado de los objetivos particulares de grupos que dicen representar buenos intereses. Muchas ONGs y grupos dentro y fuera de Haití han estado por décadas viviendo del drama haitiano, aprovechándose de la pobreza de ese pueblo que cada día se hunde en necesidades humanas esenciales. A esos nunca los hemos visto protestar contra los funcionarios de la vecina nación que lo mantienen sumido en la miseria; presidentes, senadores, diputados y una oligarquía que como aspiradora lo ha succionado todo en Haití, y lo peor, que no confían en su tierra porque los capitales se los llevan fuera, no hacen ni siquiera una inversión generadora de riquezas.
Nunca lo hemos visto protestando contra la ONU y contra paises poderosos que han ofrecido ¨villas y castillas¨ a la tierra de Toussent Louverture, pero que nunca son concretos y reales los resultados. No protestan por la ayuda internacional truncada que recibirían después del terremoto, donde todavía hay miles de haitianos y haitianas viviendo bajo una lona azul o blanca, sostenida por cuatro palos.
Por el otro lado, nuestros compatriotas dominicanos, que por décadas han estado en el poder político, gobierno tras gobierno y que no han sido capaces de controlar la migración. Una migración producto de esa misma miseria a que tienen sumido a ese pueblo vecino. Nuestro compatriotas de los diferentes gobiernos no han sido capaces de controlar el negocio que civiles y militares mantienen desde hace tiempo con el tráfico de haitianos hacia la República Dominicana los cuales pagan entre 3500 y 5 mil pesos para venir aquí en busca de mejor vida, o sea, que se aprovechan también de ese drama humano.
Tampoco han podido, nuestros gobernantes, ponerse de acuerdo para desarrollar una reforma migratoria definitiva y viable. No hay voluntad. Ahora como bomba de tiempo, surge la setencia de Tribunal Constitucional, que ha desencadenado una avalancha de comentarios de expertos, intelectuales, políticos pero también del pueblo llano vía los pasillos, las calles, el concho, autobuses públicos y por supuesto en las redes sociales. Y es que nos han manejado de tantas maneras que me atrevo a pensar si esto también es parte de un plan.
Me pregunto…¨es que desean continuar fomentando el odio, el anti-haitianismo?¨ O habrá sectores que le quieren echar “una vaina” al presidente Medina para que la comunidad internacional lo tenga en la mira. Lo que se ve, en la mayoría de los casos, no es “lo que es”.
Cuidado pueblo, cuidado comunicadores, no seamos cómplices de los planes que podrían tener sectores de aquí y de allá. Como es que nos quieren llevar a usar la violencia verbal y hasta física contra los haitianos-víctimas, que son la mayoría. Como puedo yo pensar en hacer daño físico al haitiano que cuida el parqueo frente a mi oficina. No señores, ni tanto ni tan poco, así no. No al odio, eso nos descalifica, no al manejo mediático del tema, no al protagonismo. Y finalmente…cuidado señor presidente Medina.
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