Fuente, http://www.espacinsular.org/
Elena Lorac nació y se crió en la República Dominicana, pero el gobierno dominicano la considera extranjera. Quieren enviarla a Haití –país donde no ha estado jamás y donde ni siquiera tiene familia–, simplemente porque sus padres nacieron allí.
En 2010, Elena Lorac, de 25 años, intentó matricularse en la universidad, pero las autoridades le dijeron que el carné de identidad que había tenido hasta entonces no era válido.
Hace decenios, los padres, haitianos, de Elena se mudaron a la República Dominicana para trabajar allí. En aquel tiempo, la Constitución garantizaba automáticamente la nacionalidad dominicana a sus hijos; pero un cambio reciente les ha despojado de ella y de todos los derechos que comportaba.
Sin certificado de nacimiento ni carné de identidad, Elena no puede estudiar, buscar trabajo, abrir una cuenta bancaria ni recibir tratamiento médico.
“ Esto me ha arruinado la vida. Yo quería estudiar para poder ayudar a mi familia, pero con esto no puedo estudiar, no puedo trabajar, no puedo hace nada. Esto me ha paralizado mi vida completamente.”
“Me gustaría estudiar y ayudar a mi familia, porque viven en una situación [económica] muy precaria, pero sin carné de identidad no puedo hacer nada. Es como si estuviera muerta.”
"Apátridas"
Se cree que hay centenares de miles de dominicanos de origen haitiano en la misma situación que Elena.
Constitucional de la República Dominicana ordenó a la Junta Central Electoral examinar todos los registros de nacimiento desde 1929 y eliminar los de quienes considerara que tenían reconocida la ciudadanía dominicana pese a estar registrados indebidamente.
Entre 1929 y 2010, el Estado dominicano concedía la nacionalidad a todos los niños y niñas nacidos en el país, excepto a aquellos cuyos padres fueran diplomáticos o estuvieran “en tránsito” en el momento de su nacimiento. Se entendía por “tránsito” todo periodo inferior a 10 días.
A lo largo del tiempo, la República Dominicana ha admitido a una considerable cantidad de migrantes haitianos, que solían trabajar como temporeros en las plantaciones de caña de azúcar.
El Estado reconocía formalmente la ciudadanía dominicana a sus hijos y les expedía certificado de nacimiento, carné de identidad y pasaporte con independencia de la condición de migrantes de sus padres.
Pero la situación cambió en 2004, con una nueva Ley de Migración en la que se modificó la definición de “extranjeros en tránsito” para hacerla extensiva a las personas con el permiso de residencia caducado y a los trabajadores migrantes indocumentados.
Las autoridades comenzaron entonces a aplicar la Ley retroactivamente, alegando que los niños nacidos en el país de padres haitianos y que tuvieran ya la nacionalidad dominicana no tenían, en realidad, derecho a ella en el momento de su nacimiento.
Privadas de la nacionalidad dominicana y sin posibilidad de conseguir automáticamente la haitiana por ser descendientes de ciudadanos haitianos en segunda y tercera generación, estas personas corren el riesgo de convertirse en apátridas.
"Quieren que nos vayamos a Haití"
A Felipe Fortines, abogado dominicano de 46 años y de origen haitiano le cuesta creer que su gobierno pueda quitarle su documentación.
“ El acta de nacimiento es el documento base para todos los demás documentos –ha explicado a Amnistía Internacional–. Si tú tienes problemas con eso, tienes problemas con todo. Particularmente el documento de identidad, y si no lo tienes no tienes acceso a servicios de salud o a comprar nada o a estudiar. Prácticamente la vida civil sin esta documentación es nula.”
Los haitianos y los dominicanos de ascendencia haitiana llevan mucho tiempo sufriendo abusos y discriminación en la República Dominicana.
Felipe cree que la nueva disposición se debe en parte a esa discriminación tan arraigada.
“ Tengo 46 anos y nadie puede entender como a mi edad siendo dominicano de repente una sentencia pretenda desconocer esa condición. Tengo dos hijos y esta sentencia va a afectarlos a ellos y a sus hijos y a sus hijos. Lo que están diciendo es que ningún dominicano de origen haitiano podrá ser dominicano jamás.”
Para muchas personas como Felipe y Elena, Haití es un país extranjero. Jamás han estado allí, no tienen familia en él y no hablan el idioma.
“La sentencia dice que si yo no soy dominicano tendría que irme a Haití, pedir a Haití que me diera su nacionalidad para después volver al país a naturalizarme. Es absurdo”, afirma Felipe.
Reportaje de Olatz Cacho Seguir en Twitter @Olatz_Cacho
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