Antonio Santana
Fuente, http://dominicanoshoy.com/
El dantesco drama de niños y adolescentes que son traficados desde Haití hasta la ciudad de Santiago y otras zonas el Cibao, preocupa a diferentes sectores de las provincias aledañas. Estos muchachos y muchachas pernoctan calles y avenidas, algunos pidiendo; pero, la mayoría se dedican a limpiar zapatos, cristales de vehículos en los semáforos y a cuidar autos.
Muy pocos niños dominicanos se ven en estas condiciones; sin embargo, son los del vecino país que lo hacen. Estos menores duermen en casas y locales abandonados y en construcciones de edificios paralizadas.
El jurista Dionisio Jerez, presidente de la Comisión de los Derechos Humanos en la zona norte, dijo a DominicanosHoy, que el Estado dominicano está en el deber de tomar medidas serias para enfrentar el tráfico de menores por la frontera dominico-haitiana.
También sostuvo que el país se expone a sanciones internacionales de no controlar ese fenómeno, tras explicar que es al Estado a quien le corresponde protegerse de esa trata de humanos
Subrayó que muchos de esos niños y niñas, cuando llegan al país desde Haití, son usados por los mismos traficantes para la mendicidad, el trabajo infantil y luego los despojan de gran parte del dinero que consiguen.
“El Gobierno dominicano está en el deber de cumplir con las leyes que castigan la trata de personas y proteger los derechos de la niñez, como establecen los convenios internacionales”, explicó el activista de derechos humanos.
Para Jerez, después que esos niños y adolescentes llegan al país, no se les puede deportar, por lo que entiende que es preferible que las autoridades impidan su entrada en la frontera.
Asimismo, expresó que muchos problemas ha tenido el país, principalmente con la Corte Interamericana de Derechos Humanos, donde ha sido condenado varias veces, para seguir aceptando ese inhumano tráfico de personas, principalmente de niños en la línea divisoria de los dos países caribeños.
También expresó que esos menores pueden alimentar el morbo maligno de los pederastas, debido a que se encuentran en las calles indefensos y desamparados.
Intervenciones
Casi a diario miembros del Ejército Nacional apostados en la Línea Noroeste y la zona fronteriza intervienen entre 50 a 70 haitianos indocumentados que tratan de ingresar de manera clandestina al país y muchos de ellos son niños y menores que se hacen acompañar en ocasiones de sus padres, a veces de familiares ó de adultos que fingen ser sus progenitores.
El activista haitiano René Oguí dijo que hace ocho meses vio cuando una madre entregaba en Juana Méndez a un “potea”, como se conocen los traficantes de personas en Haití a sus dos hijos, una hembra de 9 años y un varón de 6 para que los traficaran a República Dominicana.
“Ambos lloraban, no quería desprenderse del lado de su madre, pero ella trataba de calmarlos y les decía que en República Dominicana tendrían mejor futuro porque no tenía los medios para garantizarles su alimentación, educación y salud cuando se enferman”, expresó.
Otras preocupaciones
El vicepresidente de la Coordinadora de Organizaciones Comunitarias de la zona sur de Santiago, José Alberto Peña, dijo que ellos rescataron a varios menores haitianos que eran víctimas de explotación laboral por parte de compatriotas suyos.
Sostuvo que las madres y otros familiares de esos niños fueron localizadas por ellos y que las organizaciones se mantienen vigilantes, ofreciéndole protección para que no vuelvan a ser víctimas de redes que después que los traen al país los explotan en las calles.
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