Fuente, http://www.giron.co.cu/
Trabajar la tierra ennoblece a los hombres que contemplan con regocijo el fruto de su esfuerzo en cada cosecha. Más aun si se trata de cultivos como el arroz, considerado el segundo cereal más producido en el mundo y uno de los platos principales en la alimentación diaria del pueblo cubano.
El municipio de Pedro Betancourt alberga una larga tradición como el segundo mayor productor de este grano en la provincia de Matanzas. La fertilidad de sus terrenos ubicados en tierras bajas donde predomina la humedad, así como la idiosincrasia de los campesinos que laboran en las mismas, son factores que inciden en el éxito de los planes productivos.
Entre las entidades que residen en este territorio, se encuentra la Cooperativa de Créditos y Servicios Fortalecida (CCS), Juan de Mata Reyes que ha obtenido en varias ocasiones la distinción de vanguardia nacional.
Sin embargo, los obstáculos que afectan el ciclo productivo y el procesamiento del grano persisten, de forma tal, que atentan contra la voluntad campesina de hacer cada vez más rentable este oficio.
Las dos caras de la producción y los ingresos
Según Juan Lázaro Pérez Puentes, económico de la CCS, los logros en el sector arrocero, están encaminados a cumplir el lineamiento de la política económica y social correspondiente a la sustitución de importaciones de aquellos alimentos que puedan ser producidos eficientemente en el país
En este sentido, desde la puesta en vigor del Decreto Ley 259, más de 145 usufructuarios han sido beneficiados con la entrega de tierras destinadas al cultivo de arroz. La siembra se realiza dos veces al año en la etapa de primavera (desde marzo hasta julio) y en invierno (desde noviembre hasta febrero).
En la CCS Juan de Mata Reyes, se aplica el pago según los niveles de productividad alcanzados por los trabajadores y la entidad actúa como mediadora en trámites relacionados con el pago de servicios a la Empresa Eléctrica, las ventas y la gestión de cobros. Además de esto, los agricultores poseen nuevas garantías bancarias en la concesión de créditos como resultado del Decreto Ley 289.
No obstante, la actividad laboral de los productores de arroz asociados a esta cooperativa, no puede enmarcarse solamente en estos aspectos positivos. Las dos caras del proceso deben ser expuestas y el análisis parte desde la compra de insumos agrícolas en establecimientos estatales.
Según Miguel Carrazana, campesino de la zona rural Dos Hermanos, el precio y la calidad de los artículos que se comercializan no satisface las necesidades de los trabajadores del sector agrícola.
“Los cosechadores de arroz no cuentan con un espacio donde puedan adquirir piezas de repuesto para los tractores, turbinas u otros equipos y el valor de los productos en el mercado dista de ser asequible,” expresó Reynaldo Méndez.
A estas dificultades se suma el pésimo estado de los caminos que obliga a transportar el arroz por senderos más alejados provocando el doble de gastos en materia de combustible y tiempo. De esta forma distancias de siete Kilómetros, comunes para llegar al área arrocera de Cobo, se convierten en 25 Kilómetros a través de otras vías.
Planificación: talón de Aquiles en la cosecha
Uno de los factores que dificultan el desarrollo óptimo de la producción es la inexistencia de una planificación o acuerdo que permita a los campesinos sembrar el grano de forma escalonada. Si se lograra organizar la siembra de arroz con una diferencia gradual de tiempo, de forma tal que el momento del corte y recogida se realice por zonas y en etapas desiguales, las pérdidas en el rendimiento fuesen eliminadas considerablemente.
La realidad es que grandes cantidades de arroz fuera de parámetros se pierden producto a este inconveniente que surge debido a que todos los productores comienzan a cultivar el grano al unísono para aprovechar los periodos de lluvia, sin percatarse de que ocasionan obstáculos mayores.
Esa situación se agrava con el escaso número de máquinas cosechadoras de arroz, algunas tecnológicamente atrasadas, las cuales no satisfacen la demanda de todos los productores en la etapa del corte.
Por otra parte, se mantiene el atraso en la construcción de un secadero ubicado en la zona de Camilo II, fruto de un proyecto Cuba-Viet Nam. La obra estuvo prevista para el 2011 y no llegó a completarse por la ausencia de piezas y mano de obra.
Siembra del futuro, en el surco del desarrollo económico
En el empeño de sobrepasar las barreras que obstaculizan la comercialización, se pretende crear en el municipio, un sistema que permita al Estado comprarle al campesino el arroz destinado al consumo, de esta forma se elimina el traslado del producto hacia el territorio de Jovellanos, donde actualmente se realizan estas gestiones
Ante los retos que demanda el avance económico del país, la CCS Juan de Mata Reyes se respalda en la intensa labor que realizan sus asociados. Lázaro Souza, quien solicitó tierras para el cultivo de arroz en el año 2008, y hoy posee la distinción de vanguardia por ser uno de los trabajadores más prolíferos, expresa: “El esfuerzo y la dedicación deben ser las características que rijan la labor campesina, ellas serán quienes garanticen la eficiencia. Para lograrlo, la actividad agrícola no puede quedar rezagada, sino que cada día deben desaparecer los inconvenientes que impiden su pleno desempeño”.
El potencial productivo de esta cooperativa, el chequeo sistemático de la misma y el funcionamiento del destacamento de vigilancia campesina existente en la zona, contribuyen a eliminar irregularidades y colocan a la entidad en posiciones privilegiadas. Es por eso que urge encontrar soluciones efectivas que faciliten las labores del campesinado e impulsen la productividad de cultivos como el arroz en un municipio que puede aportar mucho más a la economía del país por la disposición de los recursos humanos y donde los asociados de la CCS Juan de Mata Reyes han hecho realidad la máxima que afirma: “Si el hombre sirve, la tierra sirve.”
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