Dra. Yocelyn Guerrero
Especial/Noticias A Tiempo.Net
E-mail: josemlct11@hotmail.com
Iniciar una residencia médica con la finalidad de adquirir los conocimientos teórico-prácticos necesarios para obtener el título de especialista en las distintas áreas de la medicina en República Dominicana se ha convertido en toda una hazaña difícil de alcanzar. Prácticamente es un héroe o una heroína quien lograr obtener tan reñida presea.
Para este año 2015 la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, evaluó 4 mil 457 aspirantes a Residencias Médicas, a fin de optar por una de las 1,200 plazas existentes en el país, de los/as cuales 3,000 reprobaron y solo 1,457 galenos/as obtuvieron notas suficientes para poder continuar el proceso.
A raíz de estos acontecimientos un numeroso grupo de médicos/as disconformes con sus calificaciones solicitaron una revisión de sus exámenes, a lo cual el Consejo Nacional de Residencias Médicas se ha negado alegando que no hay probabilidad de error en la corrección de los exámenes (al menos de 1%) entre otras. Estos se presentaron con valentía y dignidad a la Cámara de Diputados obteniendo gran atención de los/as legisladores/as a lo cual se formó una comisión para dar seguimiento al problema.
Llama poderosamente la atención este hecho y a la vez, abre muchas interrogantes, en el sentido de que si se da la revisión solicitada, variarían las calificaciones? Y si es así, tenemos suficientes plazas para estos/as galenos/as? Si fuese a variar el resultado, Que sucedió con la primera corrección? Cuales intenciones existen detrás de este tortuosos proceso?
Por otro lado, no debemos obviar la importante escasez de plazas para especialidades médicas, que, incluso para los/as médicos/as que resultaron aprobados y aprobadas en la primera ronda no habría espacio, ya que, si partimos de que existen 1,200 puestos y aprobaron 1,457, de los cuales indudablemente quedarían fuera 257 galenos/as. Para comprender esto no se necesita ser genio matemático.
Otra cuestión a tomar en cuenta es acerca el contenido de estos exámenes, sobre lo que algunos/afectados/as alegan que estuvieron mal formulados. Suponiendo que esto fuera así, sería un alivio para las universidades Dominicanas que imparten la carrera de Medicina. Y si no fuesen mal formulados, entonces estaría en tela de juicio el tipo de enseñanza de dichas escuelas. Por otro lado, recordar además que por este proceso también pasaron egresados de escuelas de medicina de Cuba, los/as cuales no corrieron con mejor suerte. Que pudo haber ocurrido?
Ante semejantes circunstancias se hace imperativo proponer una revisión, ya que es un derecho que asiste a cada examinado/a que invirtió tiempo, energías, estudios y recursos. El replanteamiento de los futuros exámenes, llevados estos al nivel de la enseñanza que se recibe en las escuelas de Medicina de nuestro País. Que las Universidades que imparten esta carrera reevalúen el tipo de conocimientos que están ofertando a sus alumnos/as y, a la vez, al tipo de profesionales de la salud que están colocando en nuestros hospitales y clínicas. Al estado mismo, le pesa el compromiso de ofertar más oportunidades o plazas de especialización para una próxima jornada.
De coincidir estos aspectos y, tal vez otros mas, en tiempo y espacio se podrían pronto ver soluciones a una circunstancia tan incómoda, recordando que es un compromiso del Estado como administrador de los sistemas de salud, de las entidades universitarias con el compromiso de dar más en la enseñanza y de todos/as y cada uno/a de los/as médicos/as generales a dar lo mejor de sí. Sin ese esfuerzo conjunto, estaremos repitiendo cada año escenarios similares al que ahora observamos.
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