Mariano Germán Mejía. |
Margarita Cordero
Fuente, http://www.7dias.com.do/
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- A la declaración de este miércoles del presidente del Consejo del Poder Judicial y de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Germán Mejía, contra el procurador Francisco Domínguez Brito, subyacen sobreentendidos que ponen en grave entredicho la ya de por sí maltratada justicia dominicana, a la Constitución y al llamado Estado de derecho.
En un lenguaje inadecuado en quien se arroga inteligencia, prudencia y manejo certero de la doctrina y la práctica jurídicas, Germán Mejía ha buscado cumplir un propósito que toma a Domínguez Brito como simple chivo expiatorio: descalificar los reclamos sociales contra la corrupción.
Leído con detenimiento, el texto revela la contradicción y enojo del juez con aquellos sectores, particularmente la cúpula empresarial, que han visto colmada la copa de su paciencia por el no ha lugar emitido por el juez especial de la SCJ, Alejandro Moscoso Segarra, a favor del Midas dominicano Félix Bautista.
Es contra estos sectores y las organizaciones descontentos con el fallo que arremete el alto juez cuando dice: “Sólo quien conozca profundamente que el litigio es un conflicto entre dos o más partes a ser dirimido por un tercero imparcial, que es el juez, y en el cual unos ganan, otros pierden y sólo uno tiene la razón: el juez; está habilitado para manejar con tranquilidad profesional y de conciencia un cargo en un Estado social, constitucional y democrático de derecho”.
Imposible pensar que el destinatario de esta “sabia” reprimenda es Domínguez Brito. Desde la Fiscalía del Distrito a la Procuraduría, él ha demostrado su capacidad jurídica satisfaciendo cada uno de los requerimientos del proceso en aquellos casos en que, en su condición de representante de la sociedad, ha procurado que el delito sea sancionado. De ahí que no sea descaminado concluir que el destinatario del "boche" es la ciudadanía, a quien desde su poder Germán Mejía niega todo derecho a exigir que la corrupción sea condenada. Como no sabe de leyes, lo mejor que puede hacer es callarse, dice el alto juez, exsocio de bufete de Leonel Fernández.
Pero Germán Mejía va más lejos en su irritación irrefrenable. Aunque dice que hasta ahora ha preferido no pronunciarse sobre los casos de corrupción en curso, en su declaración de hoy devela su incondicional apoyo al fallo dictado por Moscoso Segarra a favor de Bautista.
Ya con ocasión del no ha lugar, la cuenta de Twitter la SCJ defendió sin sonrojo este fallo al reproducir, convenientemente sintetizados, los argumentos de Moscoso Segarra para desestimar la acusación contra el influyente senador y dirigente del Partido de la Liberación Dominicana, aún a sabiendas de que sería apoderada de un recurso de apelación por el Ministerio Público.
Ante la reacción pública a este flagrante compromiso con el fallo de Moscoso Segarra, se publicó una muy escueta aclaración para dummiesen la misma cuenta: “La @SupremaCorteRD aclara que los tweets de ayer solo resaltan aspectos generales de la #Res544_2015. La@SupremaCorteRD no adopta postura con esta decisión, pues afectaría el conocimiento de un futuro recurso con respecto a la #Res544_2015”.
Si la intención en ese momento era estrictamente didáctica, ¿por qué no reprodujo la SCJ las conclusiones del Ministerio Público? Al actuar a favor de Bautista de manera tan evidente, el alto tribunal adoptó una postura que su presidente sella hoy sin posibilidad alguna de apelación.
¿Falta de fe?
El porqué del desmadre de Germán Mejía no hay que buscarlo con lupa. Mientras la protesta contra la impunidad de Félix Bautista agitaba solo las redes sociales y movilizaba a algunos cientos aquí y allá, las consecuencias de la reacción eran manejables para quienes no han sancionado hasta hoy, pese a su profesión de fe anticorrupción, uno solo de los casos de los que han sido apoderados.
Pero hablaron los empresarios y la Iglesia católica, y algunas certezas se conmovieron. Impostergable salirle al frente a la ola de opinión pública. Se presume, sin mayor riesgo de equivocación, en cuál conciliábulo se decidió atacar a Domínguez Brito. Pero el obtuso yerra: reprocharle al procurador descreer de la justicia es intentar tapar el sol con un dedo: es la sociedad la que no cree en la justicia porque está convencida de que Leonel Fernández “blindó” su corrupción con altos jueces a la medida.
Ha sido el CONEP el que ha dicho, apenas anteayer, que “no puede haber confianza en las instituciones y en el Estado mismo, si no hay confianza en la independencia del Poder Judicial, y si sus decisiones son objeto de cuestionamientos públicos generalizados. Esto se agrava cuando se percibe que la administración de justicia no cumple su rol o constituye un obstáculo para las investigaciones relacionadas a actos de corrupción administrativa en sus distintas vertientes”.
Fue la Iglesia católica la que dijo el pasado Viernes Santos que “llegará un día en que tendremos una justicia que no condene a quien robe un salami para comer, que dará fuertes penas para quien abusando de sus cargos se lucra robando para beneficio personal; que no se deje engañar por el partido en el poder, que serán apolíticos para ser justos y objetivos, una justicia que será el orgullo del pueblo dominicano”.
¿Chantaje?
Mas en la declaración de este miércoles de Germán Mejía hay un aspecto que quizá pase desapercibido para muchos, y sería lamentable: el chantaje moral, no político, al Ministerio Público.
En una admisión que escandaliza, Germán Mejía le enrostra a Domínguez Brito haber sido “sumamente prudente ante acontecimientos que han manchado la toga de diversos representantes del Ministerio Público, porque reconoce que un solo acto de un funcionario no define la historia ni el futuro de la institución a la cual pertenece y menos aún en el caso del Poder Judicial, en el cual una decisión sólo es atacable mediante el condigno recurso”.
Peor todavía, agrega textualmente: “Más aún, ha sido incapaz (refiriéndose a él mismo) de pedir la renuncia del Procurador General de laRepública y de llamar a protestas públicas en contra de determinados miembros del Ministerio Público por la comisión de actos impropios, como son aquellos que los ligan a las drogas”.
Apañado el no ha lugar a favor de Félix Bautista, no haber condenado nunca la corrupción y confesado su “prudencia” frente actos indignos del Ministerio Público, incluido el narcotráfico, ¿cómo tener fe en la justicia y quienes la dominan desde las altas cortes?
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