José Manuel Castillo, director Noticias A Tiempo. Whatsapp: 8098160105, josemlct11@hotmail.com. Santiago, República Dominicana.

viernes, 25 de marzo de 2016

Obama mintió

Barack Obama.
Arthur González.
Fuente, https://heraldocubano.wordpress.com/

En sus edulcoradas palabras al pueblo cubano el pasado 22 de marzo 2016 en el Gran Teatro Alicia Alonso, ante la presencia de una amplia representación de la sociedad civil y de las máximas autoridades del Gobierno, el presidente Barack Obama mintió de forma premeditada.

Empleando un lenguaje amistoso para dar una imagen de un Presidente conciliador y diferente a sus antecesores, quienes con una política de guerra y terrorismo no lograron destruir a la Revolución, Obama dijo:

“Vine aquí para extender una mano de amistad al pueblo cubano…, Washington no tiene la intención de imponer cambios en Cuba”.

“Los cambios dependerán del pueblo cubano. Nosotros no vamos a imponerles un sistema económico o político”.

“Vine para enterrar los últimos vestigios de la Guerra Fría en las Américas”.

Sabía de antemano que esas eran las palabras que el pueblo cubano deseaba escuchar, después de sufrir por 58 años invasiones, ataques terroristas y cientos de planes para asesinar al líder Fidel Castro, pero sus asesores no le advirtieron que en Cuba todos saben leer y escribir, y la vida los obligó a analizar cada detalle proveniente del Norte, porque los golpes enseñan y mucho.

¿Cómo se puede entender que se extienda una mano y a la vez la otra tiene el puñal clavado en la espalda de a quien se le da diestra?

Ninguna de las acciones que dañan a Cuba desde hace 58 años se han revocado y el propio Obama ha reiterado que no serán eliminadas en su mandato.

Recordemos la Guerra Económica, esa que insisten en calificar de Embargo, a pesar de que sus documentos lo dicen claramente; la Ley de Ajuste Cubano; el programa Cuban Medical Professional Parole, para desgajar las misiones médicas cubanas que prestan su ayuda a miles de enfermos en el mundo; las radio y TV Martí para subvertir ideológicamente; los más de 20 millones de dólares para mantener programas subversivos contra los cubanos y para sostener a una oposición creada, entrenada, abastecida y orientada que pretenden conformar en una disidencia política.

¿Alguien con un mínimo de coeficiente de inteligencia puede aceptar que la Guerra Fría contra Cuba terminó por obra y gracias de Obama?

Las campañas mediáticas, e incluso en su propio discurso, que intentan satanizar a la Revolución acusándola de reprimir y arrestar a sus asalariados prueban lo contrario.

Cuba sufre y seguirá sufriendo de una guerra al mejor estilo y diseño de los conceptos enarbolados por Gene Sharp, para ejecutar planes subversivos e injerencistas, que contemplan cinco etapas.

1ra. Es promover acciones “no violentas” para generar y promocionar un clima de malestar en la sociedad, destacando entre ellas denuncias de corrupción, promoción de intrigas o divulgación de falsos rumores.

2da. Etapa consiste en desarrollar intensas campañas en “defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos”, acompañadas de acusaciones de “totalitarismo” contra el gobierno en el poder.

3ra. Se centra en la lucha activa por “reivindicaciones políticas y sociales”, y en la manipulación del colectivo para que emprenda manifestaciones y protestas violentas, amenazando las instituciones.

4ta. Ejecutar operaciones de guerra psicológica y desestabilización del gobierno, creando un clima de ingobernabilidad.

5ta. Forzar la renuncia del Presidente de turno, mediante revueltas callejeras para controlar las instituciones, mientras se mantiene la presión en la calle. Paralelamente, se prepara el terreno para una intervención militar, mientras se desarrolla una guerra civil prolongada y se logra el aislamiento internacional del país.

Precisamente esa contrarrevolución interna con la cual Obama se reunió en La Habana, es una de las líneas principales que emplean para organizar actos de desobediencia civil e intentar sumar a jóvenes insatisfechos.

Son varias las instituciones norteamericanas encargadas de financiar la subversión política contra Cuba, a partir del presupuesto anual que aprueba la Casa Blanca para tales acciones, basado en las experiencias ejecutadas en el ex campo socialista.

No en balde Obama afirmó:

“Lo que estaba haciendo Estados Unidos no estaba funcionando…” “Quiero que el pueblo cubano, especialmente los jóvenes, entiendan por qué creo que deben mirar al futuro con esperanza […] Una esperanza que está enraizada en el futuro que pueden elegir, que pueden moldear y construir para su país.

Otra muestra de que mintió fue cuando expresó:

“Nosotros no vamos a imponerles un sistema económico o político”.

Pero en su propio discurso señaló algunas de las acciones que pretenden ejecutar en Cuba, con esa contrarrevolución que etiquetan como “disidencia”, entre ellas la sutil estimulación que les hizo, cuando afirmó:

“Creo que los ciudadanos deben ser libres de expresar su opinión sin temor, de asociarse y criticar al Gobierno y de protestar pacíficamente, y que la aplicación de la ley no debe incluir detenciones arbitrarias de personas que ejercen esos derechos”.

Esto sin dudas fue una evidente exhortación a lo que deben seguir haciendo sus asalariados y ratificado horas después en el encuentro privado que sostuvo con algunos de ellos.
Cuba no necesita de recetas para mejorar su sistema, ni tampoco porque soportar las mentiras dichas por el presidente Obama, cuando aseveró de en Cuba no hay libertad para practicar las creencias religiosas, como parte de esa cruzada mediática anticubana, al expresar: “Creo que toda persona debe tener la libertad de practicar su religión”.

Con eso reforzó la imagen fabricada por Estados Unidos de la falta de libertades en la Isla, cuando realmente en Cuba todas las religiones cuentan con entera independencia.

Muy precisa es la nueva estrategia yanqui, trabajar desde adentro con mayor plenitud empleando a miles de norteamericanos que vendrán a evangelizar a los cubanos en las supuestas bondades del capitalismo, ese que tuvo que ser derrocado por una Revolución verdadera y nacionalista, por no resolverle al pueblo el hambre, la falta de empleo, el analfabetismo, la muerte por enfermedades curables, la discriminación racial y ausencia de esperanzas en un futuro mejor.

Ahora con un pueblo culto y preparado, es muy fácil hablarle de prosperidad, mientras se le impide al Estado que pueda satisfacer las necesidades de la población, pero Obama debe saber que a los cubanos no es fácil confundir, porque como expresó José Martí:

“Ser cultos es el único modo de ser libres”

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