"Le pregunté si era consciente que vivimos en un país con ley de matrimonio igualitario, y le pregunté por qué no le decía nada a la pareja heterosexual que 'chapaba' (coqueteaba) en la mesa de al lado", cuenta la afectada en un texto en el que denuncia que posteriormente, el hombre le dijo que era "una ridícula".
Fuente, Acento.com.do
Buenos Aires (EFE).- Decenas de personas se congregaron este lunes frente a un tradicional café de la ciudad de Buenos Aires para protestar con un “besazo” por la presunta discriminación que sufrió allí una pareja de lesbianas días atrás.
A pesar del frío y de la lluvia, activistas LGBT (siglas que designan al colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero) se reunieron frente a La Biela, una confitería ubicada en el céntrico barrio de Recoleta, en la capitalargentina.
El objetivo, repudiar con besos el supuesto episodio de discriminación en el que se vio involucrada Belén Arena, una joven de 25 años, con otra chica en ese local gastronómico.
A la protesta, los activistas también llevaron música, paraguas y banderas con los colores del colectivo y carteles en defensa de la diversidad sexual.
“Que el amor prevalezca”, gritaban algunos, mientras que un grupo de lesbianas cantaba “somos guerrilla de la subversión sexual”.
En diálogo con la prensa, Arena recordó que fue expulsada del café por un camarero que supuestamente consideró “inapropiado” que la joven acariciara a su compañera.
“Me dijo que no podíamos estar así, que era inapropiado para el lugar porque la gente se sentía incómoda”, dijo la joven, quien luego del episodio hizo la denuncia ante la Policía.
“Nadie saltó a decir nada en ese bar. Me sentí aplastada por la voz de la mayoría heteronómica”, denuncia la joven.
“Nadie del local se comunicó conmigo y, de hecho, no hicieron más que inventar una versión tras otra”, agregó.
La joven, que ya ha denunciado este tipo de situaciones en otros sitios de la ciudad, afirmó que espera que desde el bar le pidan “disculpas públicas”.
Además, dijo que seguirá el juicio hasta ganarlo “para que quede una jurisprudencia” de que la discriminación “es un delito y que no se puede hacer”. EFE
La historia
Arena convocó un “tortazo” (en referencia a “torta” o “tortillera”, formas despectivas de referirse a las mujeres lesbianas) y “besazo” masivo y “homosexual”.
“Que el amor prevalezca”, gritaban algunos, mientras que un grupo de lesbianas cantaba “somos guerrilla de la subversión sexual”.
A pesar del frío y de la lluvia, activistas LGBT (siglas que designan al colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero) se reunieron frente a La Biela, una confitería ubicada en el céntrico barrio de Recoleta, en la capital argentina.
Belén Arena estaba en el tradicional bar porteño de La Biela “acariciándole la cara y el hombro” a su pareja, que estaba llorando, cuando un camarero se acercó “violenta e impunemente” para pedirles que se tranquilizaran, según relata la afectada en la convocatoria de “escrache” realizada por la red social Facebook y en la que este miércoles estaban interesadas unas 8.000 personas.
Tras la reacción del camarero, la joven de 25 años fue a manifestarle al encargado que la estaban discriminando “por lesbiana”, pero este último le insistió en que su comportamiento “no era apropiado para el lugar”.
“Le pregunté si era consciente que vivimos en un país con ley de matrimonio igualitario, y le pregunté por qué no le decía nada a la pareja heterosexual que ‘chapaba’ (coqueteaba) en la mesa de al lado”, cuenta la afectada en un texto en el que denuncia que posteriormente, el hombre le dijo que era “una ridícula”.
Fue entonces cuando, según Arena, tres trabajadores la echaron del local, tras lo que ella y su novia fueron a presentar una denuncia.
“Nadie saltó a decir nada en ese bar. Me sentí aplastada por la voz de la mayoría heteronómica”, denuncia la joven.
En declaraciones a Efe, Carlos Gutiérrez, director del establecimiento, uno de los más representativos de Buenos Aires, ubicado en el céntrico barrio de Recoleta, aseguró que “en ningún momento” se invitó a la pareja de chicas a salir del local, sino que se le comunicó que “respetaran el lugar”.
“Ellas estaban en una actitud no grata para nosotros en el local. Lo único que se les dijo (fue) que respetaran el local. Se levantó (una de las chicas), se enojó y dijo que iba a hacer denuncias, juicios… La policía estaba en la puerta y entró para decirle que se calmara. Ella se fue por su cuenta y la otra chica se quedó un rato largo sentada”, añadió.
“Se estaban besando, agarrando… cosa que no corresponde en este lugar. A nadie le preguntamos el sexo ni religión ni de qué país viene. No tenemos nada contra ninguno, pero tenés que comportarte de acuerdo al local que estás”, aseveró Gutiérrez.
Además, remarcó que “siempre” fue política de la empresa “resguardar el local, que sea familiar, para todos, con respeto”.
“(Si hubieran sido) un hombre y una mujer les hubiéramos llamado la atención igual. No hacemos diferencia en eso. La chica dice que la discriminamos, pero creo que no. Tampoco la echamos. Lo único que se le dijo es que respetara el lugar, nada más”, subrayó.
Fue así como Arena convocó un “tortazo” (en referencia a “torta” o “tortillera”, formas despectivas de referirse a las mujeres lesbianas) y “besazo” masivo y “homosexual”. EFE
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