Grisbel Medina R.
sonriete_gris@hotmail.com
Fuente, http://www.listindiario.com/
Alarmado por el acoso de “tres periodistas” al salir de una actividad social, un conocido se me quejó de la insistencia de esos hombres para que les diera dinero, al abandonar esa noche la celebración de un importante aniversario. Los buscavidas que atormentaron al señor llevaban unos baberos con la insignia “Prensa” por lo cual su desvergonzada acción salpicó a los verdaderos periodistas que cubrían la actividad.
Días después otra persona me confirmó el azote de tres hombres en el mismo recinto, por lo cual percibo que el pecado de reclamar dinero “para la gasolina” fue largo, jodón e incómodo para los afectados. Siempre he dicho que por manejarnos en ambientes muy públicos, las faltas de los periodistas son rápidamente conocidas por la mayoría. Si me embargan la casa por deuda o me divorcio, son noticias nada halagüeñas que velozmente maneja la mayoría. Contrario sucede con otras profesiones, cuyos actores desfalcan y se comen el mundo y el resto se entera muy tarde. En algunos casos, pecados de sectores privilegiados nunca llegan a revelarse.
Los tres que asaltaron la actividad muestran el paracaidismo hacia la profesión de mucha gente de distinto quehacer que aprovecha los permisos de la prensa para estar y hacer de las suyas en determinados círculos. Los he visto médicos de vida acomodada pescando degustaciones de vinos para beber sorbos gratis de tinto y macarras de acera bloqueando el camino a empresarios para que le dé lo suyo. Esos tipos no son periodistas pero se disfrazan de tal, levantando el pechito y mostrando credencial falsificada en un centro de internet. Los verdaderos periodistas -especialmente quienes cubren a partir de las 6:00p.m- recogen su noticia y se marchan porque otros actos esperan. No les da tiempo tomarse un vaso de agua aunque padezcan sed. Y suelen enfermarse del estómago porque aguantan horas de hambre hasta comer lo que aparezca en sus casas.
En el medio todos sabemos quiénes salen al ataque. Quienes son y quienes no son periodistas. Todos conocemos los jerarcas de radio y TV que sacan partido económico a la trulla que tiran a la calle a “cazar” malas noticias. Y nadie, ni los gremios dicen nada. ¿Seguiremos en el mismo saco de los “tres periodistas” que asaltan por gasolina a la salida de cocteles y conferencias de prensa? No es justo.
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