Por Pedro Dominguez Brito
Especial/Noticias A Tiempo.Net
Cuando entre amigos o en charlas toco el tema de la inseguridad ciudadana, siempre aparece quien culpa al Código Procesal Penal, colocándolo en el banquillo de los acusados. Dicen que es el responsable de la delincuencia que nos azota. Y se escuchan sus voces inquisidoras: ¡Condenadlo! ¡Modificadlo! ¡Abolidlo! ¡Quemadlo en la hoguera! ¡Código maldito!
El Código Procesal Penal, quizás para muchos, es el chivo expiatorio y la más cobarde excusa para justificar nuestros padecimientos ancestrales; al atacarlo, se pretende suplir la falta de coraje para enfrentar de raíz nuestros males y el miedo a tener una sociedad donde impere el estado de derecho.
Uno de los logros de esta normativa es que los casos, grandes o pequeños, finalizan con sentencias en un tiempo razonable. Puedo asegurarles, por ejemplo, que con el antiguo Código de Procedimiento Criminal, ninguno de los juicios de aquellos famosos fraudes bancarios hoy hubiese salido del despacho del otrora Juez de Instrucción. Estarían empantanados, en busca de olvido. Y fue gracias al Código Procesal Penal que hubo rapidez y condenaciones firmes en esa ocasión.
Salvo los que no conozcan el contenido y la filosofía del Código Procesal Penal y en consecuencia se pronuncian de buena fe, quienes lo detractan son los inadaptados a los nuevos tiempos y los desplazados por un Poder Judicial más moderno y ágil. Ellos, en el fango del antiguo esquema, estaban en sus aguas.
Y hay más: ¿Es responsable el Código Procesal Penal de que en muchos de los asaltos y asesinatos que suceden haya militares y policías envueltos? ¿Qué tiene que ver el Código Procesal Penal con el aumento del consumo y tráfico de drogas? ¿Debemos triturar el Código Procesal Penal porque haya corrupción y las sanciones no sean siempre las anheladas?
Aunque ha sido un gran avance en materia de justicia, es posible que algunos artículos del Código Procesal Penal deban ser reformados. Pero ha de hacerse en base a estudios y estadísticas, no a la ligera o por intereses particulares.
Júrenlo: no existe relación alguna entre delincuencia y Código Procesal Penal. La delincuencia se origina y se desarrolla en la marginalidad, la pobreza, la falta de oportunidades, el desempleo, el analfabetismo, la impunidad, el indebido uso del erario...
Pero tocar esta tecla implica reconocer que hemos fallado como nación, independientemente del apreciable esfuerzo que las autoridades vienen haciendo para mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo.
Es mi esperanza de que en reuniones informales o encuentros académicos se valore el Código Procesal Penal y que no se le juzgue como el causante de la inseguridad ciudadana. I haréis justicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario