2020, el año del amaestramiento

Por Sergeline Pierre Edmond

Especial/Caribbean Digital

¡Para tener una vida exitosa no se trata de estar enchufado, sino motivado, porque la vida no se trata de aparentar, más bien de ser! Sergeline Pierre Edmond

Después de 19 años viviendo al máximo, al límite de nuestro poder y capacidades, por fin llegó un año que nos hizo sentar cabeza y actuar en consecuencia. En una era donde los valores están desaparecidos, la humanidad se vuelve más caprichosa, los niños ya no tenían ideas de casi ninguna etapa de sus vidas; el adolescente vivía como adulto, y el adulto muy confundido sobre quien era en realidad, todo estaba al revés. Los padres sólo vivían por pagar biles, comprando grandes juguetes para llenar el vacío que se generaba por sus ausencias en la vida de sus hijos. Todos querían estar en el radar, viviendo vidas prestadas con lujos falsos, sonrisas dibujadas, rostros maquillados para ocultar la infelicidad y la pérdida del rumbo. Pero a nadie se le ocurría pararse, es como si viviéramos en una constante competencia con nosotros mismos, donde el único trofeo era aparentar, aunque yo diría que no existía ninguno, porque nada de lo que podríamos ganar acosta de nuestra vida valdría la pena.

Somos tan básicos que siempre vivimos haciendo planes solamente para el futuro, nunca para hoy y el ahora. No digo que es malo hacer planes para un mejor futuro, pero las cosas deben equilibrarse. Cada fin de año hacemos los mismos deseos, esperando que el próximo nos traiga paz, alegría, dinero y cosas según nosotros importantes; a menudo son inútiles y sin valores. Incluso, hay quienes llegan a inventar frases como: Nuevo año, nuevo yo, cuando en realidad sigan haciendo lo mismo, pero esperando resultados distintos. ¿Sabías que si quieres resultados distintos deberías empezar por hacer las cosas diferentes? La vida no regala nada, y eso creo que el año 2020 lo ha enseñado mejor que cualquier otro año que hayamos vivido. Hay una historia que me gusta mucho, y que combina perfectamente con el título de este texto. Se trata de la historia de la Cigarra y su vecina amiga la hormiga.

La cigarra era feliz disfrutando del verano, mientras que el sol brillaba, las flores desprendían su aroma, y la cigarra cantaba y cantaba sin parar. Su amiga y vecina, una pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos, un día, la cigarra llamó a su amiga ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo mientras canto algo para ti, le decía la cigarra; mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería, le respondía la hormiga, mientras transportaba el grano. La cigarra se reía y seguía cantando sin hacer caso a su amiga, hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno, los árboles se habían quedado sin hojas, del cielo caían copos de nieve. Por un momento, la cigarra vagaba por el campo, helada y hambrienta vio a de lejos la casa de su vecina la hormiga, y se acercó a pedirle ayuda. Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿me darías algo de comer? Tú tienes comida de sobra y una casa caliente, en cambio yo no tengo nada. Al escuchar las súplicas de su vecina amiga, la hormiga entreabrió la puerta de su casa y le dijo, dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué hacías mientras yo cargaba granos de trigo de acá para allá? Cantaba bajo el sol, le contestó la cigarra. ¿Eso hacías? Pues sí amiga. Cantabas en el verano, ahora baila durante el invierno, y le cerró la puerta dejando fuera a la cigarra que había aprendido la lección me imagino.

Yo no critico a la cigarra por disfrutar de la vida, tampoco a la hormiga por trabajar tanto, pero nosotros como seres humanos sociales, debemos encontrar la manera de vivir una vida balanceada, equilibrando las cosas que emprendemos. Durante esta pandemia muchos se quedan sin trabajo y sin economía, mientras que otros vivan de sus ahorros. Hay un grupo que se quedan solos en casa porque vivían alejados de todos encerrados en sus trabajos, no le daban tiempo de socializarse ni de visitar a nadie, otros empezaban a pasar más tiempo con sus seres queridos porque se daban cuenta que son lo más importantes. No importa quién eres en este grupo, porque estoy segura de que aprendiste algo nuevo durante este año.

Mando mis condolencias a los que han perdido familiares y amigos durante este año por el Covid-19, les acompaño en su dolor. La muerte siempre estuvo presente en nuestras vidas, pero debo decirte que el año 2020 nos la mostró de otra manera. Solíamos decir que la vida es corta y que debemos valorarla, pero nunca nos detuvimos para pensar que tan corta es, ni tampoco hacíamos nada para cuidarla. Pero esta vez no sólo la estamos cuidando, también nos vemos en la obligación de cuidar la de aquellos que nos rodea. Son tantas las cosas que nos enseña este año 2020, que podría pasar el resto de mi vida para enumerarlas y no sería suficiente.

Basándome en el dicho que dice que la vida es un constante aprendizaje, te invito a seguir aprendiendo, porque todavía quedan muchos por aprender. Espero que apliques cada enseñanza y seas más consciente de lo que harás en los próximos años que te quedan. Vive tu vida al máximo sin desperdiciarla en tonterías, busca lo que te hace feliz, y valora a cada persona que la vida te permita conocer. No guardes rencor, ama a todo y a todos. Llénate de cosas maravillosas, de buenas energías, di la verdad siempre, y ama a tu prójimo sin importar sus raíces, descendencias, religiones, estatus políticos y sociales. Respeta la opinión del otro aunque no la compartas, porque todos somos libres de tener nuestras preferencias.

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Hasta la próxima, queridos amig@s.

La autora del articulo es licenciada en administración de oficina y especilaista en coaching y PNL

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