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SANTIAGO/RD.- Disgusto, impotencia, desesperación y decepción es el sentir de la mayoría de los miembros y militantes del Partido Revolucionario Moderno (PRM), en esta ciudad que, luego de esperar 16 años en la oposición, siguen en el limbo, ya que no han sido tomados en cuenta por la dirigencia del partido para ocupar un puesto en el gobierno.
Un sector que también ha sido marginado es el de la comunicación que apostó por un cambio en las elecciones del 5 de julio del año pasado.
Seis meses después de que Luis Abinader asumiera la Presidencia de la República, los periodistas y comunicadores que se identificaron con el PRM hoy, en su mayoría, se han quedado como dice el refrán, “pelando para que otro chupe”.
Pero lo penoso del caso es que el sector de la comunicación no solamente ha sido echado al olvido al momento de ser tomado en cuenta para un empleo en el gobierno, sino que tampoco está recibiendo el apoyo publicitario.
Mientras una minoría ocupa los cargos públicos junto a familiares y amigos muy cercanos, quienes realmente se fajaron para lograr el triunfo de Abinader, todavía están esperando en la esquina. Muchos que apostaron por el cambio hoy están arrepentidos, no porque el Gobierno lo esté haciendo mal, sino porque los empleos se los han repartido un grupito.
Agarrados de la pandemia, el Gobierno no le resuelve a los de sus filas partidarias, mucho menos a los de la oposición; excepto a los que han tenido la suerte y el padrino en la actual administración que le ha permitido seguir subido en el palo.
Aquí se aplica el viejo refrán, “este gobierno no da, ni dice donde hay”.
Si no cambia su accionar, aprobar un referéndum, le cortaría su estadía en el poder. Ojalá cambie el cambio, porque si no cambia, el país cambiará rápido al PRM.
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