Por Tony Rodríguez
noticiasatiempo
“Tócame la guaracha que me prometiste, que la guagua van en reversa”. Juan Luis Guerra.
La canción de denuncia, contestataria o de protesta ha existido en todas las épocas. La hemos consumido importada, criolla y en distintos géneros musicales.
Desaparecieron los clubes culturales, pasaron los doce años del balaguerismo y continuaron las canciones a través de las cuales los artistas retratan los problemas sociales, ambientales, políticos, económicos y de corrupción.
Los compositores se inspiran de la realidad que los rodea. Así el amor, la religión, la crisis económica, los abusos de derechos humanos y otros temas provocan sus musas. Por ejemplo, quién no escuchó en los 80s a Jhonny Ventura cantarle al carbonero. A ese hombre cansado, sucio y cabizbajo, sacado de las mismas entrañas del pueblo.
De esa misma época a Fernando Villalona con la canción “La tuerca”. Un poco más hacia atrás, Wilfrido Vargas “El funcionario”.
De Venezuela nos llegaron las canciones de Los Guaraguaos, entre otras “No basta rezar”, “Otra vez” y “Las casas de cartón”. De Puerto Rico, Danny Rivera nos trajo “Tu pueblo es mi pueblo”.
Del país, el grupo Expresión Joven cantando “Obrero dame tu mano”.
Quién no escuchó a principios de este siglo a Nelson de la Hoya cantar a ritmo de merengue “Ay que olla”. Al Gran Comprés la canción “Chepe”.
De tiempos más recientes, tenemos “El costo de la vida”, “El Niágara en bicicleta” y “La guagua” de Juan Luis Guerra.
Canciones que el pueblo las asumió como himnos y cuyo mensaje obligó a las autoridades y a la propia sociedad a tomar determinadas reacciones.
En un tono demasiado humano y hasta con ternura, Alberto Cortez le cantó al explotador de obreros “Pobre mi patrón” piensa que el pobre soy yo.
PANEL CASA DE ARTE
Motivados por estas obras poético-sociales, directivos de las instituciones Casa de Arte y Colectivo Irazú acordaron la celebración de un panel-concierto el día 25 de noviembre a las 7:30 de la noche.
Será un espacio de reflexión y un estímulo a la presente generación, para que valoren y continúen impulsando este tipo de manifestación artística, que cumple con un rol de compromiso social.
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“Tócame la guaracha que me prometiste, que la guagua van en reversa”. Juan Luis Guerra.
La canción de denuncia, contestataria o de protesta ha existido en todas las épocas. La hemos consumido importada, criolla y en distintos géneros musicales.
Desaparecieron los clubes culturales, pasaron los doce años del balaguerismo y continuaron las canciones a través de las cuales los artistas retratan los problemas sociales, ambientales, políticos, económicos y de corrupción.
Los compositores se inspiran de la realidad que los rodea. Así el amor, la religión, la crisis económica, los abusos de derechos humanos y otros temas provocan sus musas. Por ejemplo, quién no escuchó en los 80s a Jhonny Ventura cantarle al carbonero. A ese hombre cansado, sucio y cabizbajo, sacado de las mismas entrañas del pueblo.
De esa misma época a Fernando Villalona con la canción “La tuerca”. Un poco más hacia atrás, Wilfrido Vargas “El funcionario”.
De Venezuela nos llegaron las canciones de Los Guaraguaos, entre otras “No basta rezar”, “Otra vez” y “Las casas de cartón”. De Puerto Rico, Danny Rivera nos trajo “Tu pueblo es mi pueblo”.
Del país, el grupo Expresión Joven cantando “Obrero dame tu mano”.
Quién no escuchó a principios de este siglo a Nelson de la Hoya cantar a ritmo de merengue “Ay que olla”. Al Gran Comprés la canción “Chepe”.
De tiempos más recientes, tenemos “El costo de la vida”, “El Niágara en bicicleta” y “La guagua” de Juan Luis Guerra.
Canciones que el pueblo las asumió como himnos y cuyo mensaje obligó a las autoridades y a la propia sociedad a tomar determinadas reacciones.
En un tono demasiado humano y hasta con ternura, Alberto Cortez le cantó al explotador de obreros “Pobre mi patrón” piensa que el pobre soy yo.
PANEL CASA DE ARTE
Motivados por estas obras poético-sociales, directivos de las instituciones Casa de Arte y Colectivo Irazú acordaron la celebración de un panel-concierto el día 25 de noviembre a las 7:30 de la noche.
Será un espacio de reflexión y un estímulo a la presente generación, para que valoren y continúen impulsando este tipo de manifestación artística, que cumple con un rol de compromiso social.
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