ES MEJOR MOVER LAS CARTAS Y NO PERDER LA PARTIDA

Por Tony Rodríguez

La mentalidad de aferrarse a figuras que inciden en las emociones y las decisiones de los ciudadanos sigue latente en el país. Todavía prevalece la regla de que el gobierno va mal pero el presidente mantiene su popularidad, que la situación económica está difícil pero el oficialismo sigue con posibilidades de ganar.

A Balaguer y Trujillo no les influyeron las encuestas para tomar decisiones, pero si les sirvió el sentir de la población en los momentos en que mover las cartas era mejor que perder la partida. Estos dos caudillos, llenos de defectos y manchados por los atropellos que se cometieron en sus respectivas tutelas, nunca pasaron por alto el mensaje de la Carta Pastoral.

La Encuesta Gallup presenta un resultado que a pocos les ha dado por entenderlo de esta manera. El 70 por ciento está en desacuerdo con la reelección.

Si vemos hacia otras encuestas en las que se mide la figura del doctor Leonel Fernández Reyna frente a varios de los aspirantes presidenciales del PLD (caso Hamilton), el presidente sale arriba, lo que nos traslada a la regla antes citada, el gobierno va mal pero el número uno mantiene aceptación.

Cuando se mide el nivel de satisfacción de la población con la situación económica, el resultado es que todo está peor, que el ingreso promedio no se equipara con el costo de la canasta familiar, pero vuelve a replicarse la norma de que el oficialismo mantiene posibilidades de continuar en el poder.

A Balaguer y Trujillo no les sirvieron las encuestas, pero si la frase “poner el oído en el corazón del pueblo”. Siempre que algo salía mal la culpa no era del presidente, sino de los funcionarios. De ahí la oportunidad de renovar la imagen del gobierno haciendo cambios en el gabinete.

Lo sugieren dos que han colaborado bastante con el presidente Leonel Fernández en momentos oportunos. Monseñor Agripino Núñez Collado y el doctor Marino Vinicio Castillo apuntan a que se produzcan cambios este 27 de febrero, para que la población sienta un respiro ante la sordera y la incapacidad de ciertos funcionarios de satisfacer necesidades sociales.

Todo el optimismo del presidente Fernández se opaca ante funcionarios que tienen el aura gastada. Ni un desayuno más que esté bajo sospecha, ni un lívido más de acoso a las instituciones culturales del país.