José Antonio López, El Che |
Félix Jacinto Bretón |
Desde mi Trinchera
Por Félix Jacinto Bretón
Especial/Noticias
A Tiempo
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A principios de la década de los 60s José Antonio López, El Che, era apenas un adolescente pero desde ya comenzaba su accionar en defensa de los más sagrados intereses del pueblo dominicano, por el respeto a los derechos humanos, las libertades públicas, la democracia y otras reivindicaciones.
La caída de la sangrienta y criminal dictadura trujillista marcarían los primeros pasos del tortuoso camino que a este amigo y “camarada” le tocaría recorrer en lo adelante.
El Che estuvo junto a otros muchachos de la época que se lanzaron la calle a demandar la salida de los remanentes trujillistas del país y exigir cárcel para los esbirros de la tiranía.
Después se enrola en los movimientos revolucionarios de la época y llegó abril del 65 con su guerra patria. Entonces por primera vez, con 18 años de edad, prueba los sinsabores de la prisión.
Esto sucedió cuando -junto a otras personas- intenta ocupar a Radio Uno, supongo que fue la que se llamaría después Ondas del Yaque, para dirigir un mensaje al pueblo a propósito del estallido de la revolución el 24 de ese mes. La operación fue frustrada y varios fueron arrestados.
Pero la verdadera pesadilla la comenzaría a vivir El Che a partir 1966, que fue el comienzo de los gobiernos más represivos que recuerde la historia dominicana, luego de la desaparición de la dictadura, encabezados por Balaguer. Fue el llamado periodo “de los 12 años”.
Durante ese tiempo José Antonio López debió enfrentar persecuciones, cárceles, destierro, torturas –físicas y psicológicas- y otras acciones represivas, logrando escapársele milagrosamente a la muerte. Estuvo sentenciado muchas veces y aun así logró sobrevivir.
“Algo lo cuidaba”, dicen personas que lo conocen desde esos tiempos. “Si está vivo hoy es para algún fin”, aseguran otras que vivieron aquella azarosa etapa de nuestra historia contemporánea. Atribuyen “a la Providencia Divina” que haya logrado “capear el temporal” o los temporales.
Pocas veces hubo tranquilidad ni para él ni para sus familiares. Su viacrucis incluye cuando, en 1973, un grupo de funcionarios y dirigentes del PRSC de Santiago intenta reclutarlo, y al Che negarse, se inicia una cacería a muerte contra su persona.
Capturado en Los Ciruelitos, fue brutalmente golpeado y tirado en la puerta de su hogar, amarrado con alambres de púas. Aun convaleciente, fue arrestado nuevamente con una guanábana que su hermana le había enviado a su madre, para que hiciera una “champola”.
La policía política de aquellos años lo capturó bajo el alegato de que llevaba una bomba de fabricación casera “de alta peligrosidad” para atentar contra la vida del Presidente Balaguer, que se dirigía a Navarrete para entonces. Sufrió seis largos meses en prisión por esa acusación.
Fue descargado luego de un hábeas corpus interpuesto por el doctor Ramón Antonio –Negro- Veras. Pese a todo, fue sacado de la Policia (cuando estaba en la San Luis) sigilosamente y llevado a una solitaria en Moca. La idea era desaparecerlo, evidentemente, ya que ninguna autoridad decía nada del lugar donde se encontraba.
La presión del doctor Veras, que tiene una larga hoja de servicio a favor de los revolucionarios y otras personas progresistas del país a través de los tiempos, y otros sectores, incluyendo a Ramón de Luna que mantuvo su defensa en La Situación Mundial, hizo que El Che fuera puesto en libertad.
En la próxima entrega continuaré con otros datos sobre este interesante personaje ¡seguimos en combate!
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