Disfrutando de la niñez, ya que sus derechos le son respetados. Foto José Manuel Castillo, La Habana, Cuba. |
Arthur González
Cuba cumple con la Declaración de los Derechos Humanos y es consecuente con los objetivos y postulados básicos que en ella se plantean. Desde los primeros años de la Revolución se erradicó el analfabetismo. Hoy la tasa de alfabetización es del 100 % de los jóvenes de 15 a 24 años y el 99,8 % de los adultos. Además se garantiza la salud, educación, alimentación y bienestar para llevar la vida digna que merece cada ser humano que existe sobre la tierra.
Igualmente ha compartido estas experiencias con pueblos hermanos; ejemplo lo constituye la solidaridad compartida con el pueblo del querido y desaparecido físicamente Nelson Mandela, quien también fue consecuente con sus principios y llevó a su país la enseñanza de que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos…”
En Cuba se respeta los derechos de los niños y niñas, existe una enseñanza primaria universal. Los niños y jóvenes crecen felices, juegan, se expresan libremente, participan en Congresos pioneriles y estudiantiles como es el caso del XVIII Festival de la Juventud y los Estudiantes que se está celebrando en Ecuador, donde Cuba se presenta con una delegación de más de 200 jóvenes y estudiantes.
De estos logros no habla la grosera Berta Soler, la viajera oficialista Yoani Sánchez ni el faquir Coco Fariñas, mercenarios al servicio del imperio, que se limitan a asegurar que defienden los derechos humanos y sobre todo a inventar situaciones solo con el ánimo de recaudar dinero del amo que les da de comer.
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