Fuente, http://www.7dias.com.do/
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-A la suspensión por tercera reunión bilateral entre la República Dominicana y Haití, parecen subyacer otras razones que las expuestas por la parte dominicana, a saber, la reciente y numerosa remoción de funcionarios del gobierno Martelly-Lamothe, entre ellos el ministro de Relaciones Exteriores, un activo participante en el debate y las negociaciones sobre la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, que desnacionaliza a decenas de miles de dominicanos de ascendencia haitiana.
Mas el reemplazante de Pierre Richard Casimir no es ajeno al tema. Desde hace diez años, Duly Brutus ocupa la embajada de su país ante la Organización de Estados Americanos, en cuyo seno, así como en el de su Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la sentencia desnacionalizadora del TC ha sido tema recurrente de debate y, muy recientemente, de una audiencia temática.
A finales de la pasada semana, el ministro de Industria y Comercio, José del Castillo Saviñón, había aventurado la posibilidad de que la reunión se suspendiera alegando las mismas razones ofrecidas este domingo por el gobierno para justificar la posposición del encuentro. Declaraciones que fueron refutadas por el embajador dominicano en Puerto Príncipe, Rubén Silié, para quien la presunción carecía de fundamento porque la línea política de Haití respecto a la agenda no ha cambiado.
De hecho, la voz cantante en las negociaciones la ha tenido por Haití su primer ministro Laurent Salvador Lamothe, quien este domingo se adelantó a la Presidencia dominicana en informar de la postegación de la reunión que tendría lugar en Jacmel. En su cuenta de Twitter, y en idioma inglés, el funcionario escribió: “La tercera reunión del diálogo de alto nivel Haití y República Dominicana se ha aplazado hasta el 6 de mayo en Haití”. Nada más.
En este contexto, la declaración dominicana es poco convincente. Nada indica que la competencia haitiana en los asuntos discutidos en la agenda bilateral haya podido ser afectada por el cambio pretextado. Sobre todo porque, y según el periódico Le Nouvelliste, los recién nombrados son casi en su totalidad miembros cercanos de “la galaxia Tèt Kale”, el movimiento político del presidente Michel Martelly.
Si se toma en cuenta la opinión sin fisuras visibles del gobierno Martelly-Lamothe respecto a cada uno de los diferendos con la República Dominicana, es dable presumir que el movimiento de fichas no sea factor que obstaculice la continuación de las conflictivas negociaciones bilaterales.
Más plausible que lo argumentado por la República Dominicana, es que la posposición obedezca al incumplimiento –no necesariamente voluntario— del compromiso asumido por el país de presentar al Congreso un proyecto de ley de naturalización que subsane, en opinión de sus ideólogos, el daño infligido a los derechos humanos por la sentencia desnacionalizadora del TC.
Es obvio que al presidente Danilo Medina le faltó tiempo para poner en mano de los legisladores antes de este martes 8 un texto sobre el cual se dedicó a consultar durante casi dos semanas a un pequeño grupo de líderes políticos y religiosos. Y sin este requisito satisfecho, como lo hizo saber con ocasión de la anterior posposición, a Haití no le interesa continuar un diálogo del que esté ausente el más vital de los temas discutidos.
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