Doctores y trabajadores de la salud cubanos arribaron al aeropuerto de Freetown para ayudar a la batalla contra el ébola en Sierra Leona. Foto: Florian Plaucheur/AFP/ Getty Images |
Cuba encabeza la batalla contra el ébola en África, mientras Occidente vigila la seguridad de sus fronteras.
La isla nación ha enviado a cientos de trabajadores de la salud a ayudar a controlar la mortal infección mientras las naciones más ricas están preocupadas sobre su seguridad en lugar de liderar las alertas de la ONU de que se necesita urgentemente un vasto incremento de recursos.
Por Monica Mark in Lagos
En tanto el número oficial de muertes por Ébola en el África Occidental llegó a las 4000 la pasada semana -expertos dicen que la estadística real es de al menos el doble, las Naciones Unidas emitieron un claro llamado a las armas. Aun una simple caída en la tasa de infección, la ayuda humanitaria internacional debería incrementarse masivamente, alertó el Secretario General Ban Ki-moon “Necesitamos una movilización de recursos veinte veces mayor”, ha dicho. “Necesitamos al menos apoyo veinte veces mayor en asistencia -laboratorios móviles, vehículos, helicópteros, equipamiento de protección, personal médico entrenado y capacidades de evacuación médica.
Pero grandes actores internacionales o antigüas colonias no se han lanzado al ruedo. En su lugar, la mayor fuerza médica internacional en el frente de combate al Ébola es de una pequeña isla: Cuba
Esa nación, con 11 millones de habitantes, con una renta per cápita de $ 6051, está encabezando el esfuerzo, lo que dice mucho de la respuesta internacional. Una brigada de 165 trabajadores cubanos de la salud arribaron a Sierra Leona la pasada semana; un primer grupo de un total de 461. En duro contraste, los gobiernos occidentales han aparecido más enfocados en detener la epidemia en sus fronteras que haciéndolo en África Occidental.
André Carrilho, un ilustrador cuyo trabajo ha aparecido en New York Times y Vanity Fair, retrató el momento en que la cobertura del Ébola se convirtió en una situación de pánico. Sólo en Agosto, después que dos misioneros cogieron la enfermedad en Liberia y fueron enviados a Atlanta, fue que la crisis se puso en el foco de muchos en Occidente.
“Ahora podemos poner un rostro y un nombre a esos pacientes, algo que no habíamos podido hacer antes. Y para colmo, una droga experimental fue encontrada y administrada en tiempo récord”- explica el artista radicado en Lisboa . “Yo empecé a pensar cómo podría pintar lo que percibía sería un profundo desbalance entre los reportes de la muerte de cientos de pacientes africanos y la tragedia personal de justo dos occidentales.
El resultado fue una impactante ilustración: un mar de camas llenas con pacientes negros africanos en agonía, mientras los medios de comunicación sólo nota al único paciente blanco.
“Es natural que las personan se preocupen mas acerca de lo que ocurre más cerca de sus vidas y sus realidades”, dice Carrilho. “Pero yo también pienso que todos tenemos una responsabilidad de no mirar como un problema menor a lo que no es nuestro problema inmediato. El hecho de que miles de muertes en África sean tratadas como estadísticas, y que uno o dos pacientes dentro de nuestras fronteras son reportadas en todos su dolor individual, debe ser causa para la reflexión”.
Con las tempranas campanadas de alarma ignoradas, un manojo de agencias internacionales de salud que actuaron ante la situaciñon fueron rápidamente sobrepasadas, permitiendo al Ébola extenderse a través de la frontera de Guinea e instalarse en Liberia y Sierra Leona.
El sentimiento detrás de la ilustración de Carrilho encapsula una renovada avalancha mediática con los dos casos impoprtados dentro de los Estados Unidos y el de la enfermera española infectada el mes pasado.
“Lo que me gustaría ver es un poco menos de histeria en los Estados Unidos y el Reino Unido,” dice Andrew Gleadle, director de programa de la International Medical Corps (IMC), la cual ha reclutado personal de salud para desastres humanitarios globales.á verdaderamente el problema”.
La OMS estima que Sierra Leona sola necesita alrededor de 10 mil trabajadores de la salud. Médicos sin Fronteras, la organización médica internacional de caridad que ha encabezado los esfuerzos desde el principio, tiene alrededor de 250 trabajadores en los países afectados. La segunda mayor brigada gubernamental es de la Unión Africana, la cual envió unos 100 trabajadores de la salud.
Esta no es la primera vez que Cuba ha jugado un gran rol en un desastre de magnitud. Su gobierno quizás esté apuntado por alegaciones de abusos de derechos humanos, pero su contribución a las brigadas de ayuda humanitaria no tiene rivales: actualmente, unos 50 mil entrenados trabajadores de la salud están desplegados por 66 países. Cuba proveyó el mayor contigente médico después del terremoto de 2010, brindándole atención al 40 por ciento de las víctimas. Y cuando unos 400 médicos norteamericanos se ofrecieron voluntarios tras aquel terremoto, menos de 10 se ha registrado para el esfuerzo contra el Ébola, señaló la organización.
El Presidente de Sierra Leona, Ernest Bai Koroma, dio la bienvenida personalmente a la delegación cubana en la capital Freetown. “Esta es una amistad que nosotros hemos experimentado desde los años 70 y hoy ustedes están demostrando que son unos grandes amigos de este país”, les dijo mientras permanecían en una habitación engalanada con la bandera cubana.
En agosto de 1960, Che Guevara, un ex doctor. soñaba con un mundo en el cual cada médico debiera “(utilizar) los conocimientos técnicos de su profesión en el servicio a la revolución y al pueblo”. Fue el inicio de una historia de servicios en algunos de los más pobres y olvidades estados del planeta.
La isla nación comenzó a forjar vínculos con el continente durante los años 60, cuando soldados cubanos lucharon junto a combatientes por la liberación del Africa Austral. Guevara personalmente estuvo en los brutales campos de batalla de la recien independizada República Democrática del Congo; pero después de devenir sospechoso de los motivos de los líderes rebelde, surió reemplazar los combatientes por ayuda médica.
Los lazos se profundizaron en los 70 cuando las nuevas naciones independientes de África flirtearon con el socialismo y se alinearon con el estado Comunista que se opuso a sus antiguos colonizadores. Maestros, doctores y soldados de Cuba llegaron hasta 17 países africanos.
Hoy, se ven señales de esa época, con calles nombradas en español, afiches con eslóganes improbables (“¡Viva la Revolución siempre”, dice uno en Freetown) y un amor a la música salsa que permanece a lo largo del oeste de África.
Pero la ayuda comenzará pronto a fluir de otros lugares, además de Cuba. Los Estados Unidos aportarán 400 millones de dólares, con planes para construir al menos una docena de hospitales de campaña de 100 camas, utilizando parte de los 4 mil soldados que enviará, y ha desplegado 65 oficiales de salud en Liberia. Japón, la cuarta nación más rica del mundo, ha prometido 40 millones y la India 13 millones. China ha enviado alrededor de 5 millones de dólares en ayuda, así como construyó una clínica móvil en Sierra Leona.
Pero aun si fueran exitosos los esfuerzos por duplicar la capacidad de camas, de cerca de 1000, en Liberia, Guinea y Sierra Leona, estas facilidades aún enfrentarían la carencia del personal de salud necesario para operarlas.
(Fragmento tomado de The Guardia, Versión y Traducción al español de Cubadebate)
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