José Manuel Castillo, director Noticias A Tiempo. Whatsapp: 8098160105, josemlct11@hotmail.com. Santiago, República Dominicana.

lunes, 8 de junio de 2015

La “hombría” de Abel Martínez

Abel Martínez Durán,
 Presidente de Cámara de
Diputados de la República
 Dominicana.
Bienvenido Scharboy
Fuente, https://scharboy2009.wordpress.com/

De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE) Hombría significa “cualidad de hombre”, “cualidad buena y destacada de hombre, especialmente la entereza o el valor de bien”, “probidad, honradez”, sin embargo, para las estudiosas y estudiosos de las relaciones sociales y de poder en las sociedades patriarcales, éste término está íntimamente vinculado y es una expresión de la cultura machista, que se manifiesta en el predominio del “macho”, “varón” u “hombre” sobre la mujer.

Está súper demostrada, tanto en nuestro país, como en todo el mundo, que la cultura machista, sin importar el nivel social, económico, político, la vestimenta o credo religioso, se expresa en violencia doméstica, acoso sexual y feminicidios, pues, además de manifestarse como una conducta en el ámbito público, las mayores consecuencias las sufren las mujeres en sus relaciones íntimas con sus verdugos, en sus hogares, sin que la justicia castigue ejemplarmente a sus ejecutores y el Estado defina políticas para prevenir la violencia de género y el ascendente número de mujeres asesinadas por sus actuales o exparejas.

Un ejemplo reciente de “hombría” en uno de los poderes del Estado, nada más y nada menos que en el Congreso Nacional, la acaba de dar el presidente de la Cámara de Diputados, Abel Martínez, en la reciente sesión de la Asamblea Nacional Revisora, en la que se aprobó en primera lectura la reforma constitucional para restablecer la reelección presidencial.

Este “súper hombre”, en su condición de Vicepresidente de la Asamblea Nacional Revisora, demostró su “hombría” y su machismo encentrado, contra la diputada, y en ese momento asambleísta, Minú Tavárez Mirabal, contrario a la “mano de seda” con la que trató a asambleístas hombres, que también expresaron la misma consideración sobre la reforma constitucional, que la ex legisladora del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

El machismo le brotó a Martínez cuando al agotar un turno en la indicada sesión de la Asamblea Revisora, Tavárez Mirabal solicitó investigar las denuncias de compra de legisladores, que han manifestado algunos sectores. En su intervención cuestionó, que pese a señalamientos con nombres y apellidos de funcionarios que estarían comprando el voto de los legisladores, el tema pasara desapercibido.

La intervención de Minú provocó, que de inmediato, de forma airada, prepotente y visiblemente molesto, el vicepresidente de la Asamblea Revisora, el mismo Abel Martínez, lanzará una andanada contra la asambleísta, y hasta la acusó, en cierta manera de chantajista. En su iracunda intervención solicitó a Tavárez Mirabal pasar por la inoperante Comisión de Disciplina y Ética de la Cámara Baja “para que aporte las pruebas de la denuncia”.

Además, Abel, siempre en tono airado, imputó a la asambleísta “que presente las pruebas y sus declaraciones no queden en la irresponsabilidad y en el chantaje mediático, que a todas luces parecen ser”.

De una manera irresponsable, quizás basado en que no le perdona a su colega que haya renunciado del PLD y en su subyacente odio a las mujeres, por su conducta machista, el vicepresidente de la Asamblea tuvo un “lapsus” y se le olvidó que en la sesión de la Cámara de Diputados, el pasado martes 2 de junio, en la que se aprobó en dos lecturas el proyecto de ley que convoca a la Asamblea Nacional para modificar el artículo 124 de la Constitución, el vocero de la bancada del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Nelson Arroyo hizo la denuncia de la supuesta compra de legisladores.

En la indicada sesión, Arroyo fue más lejos y mencionó con nombres y apellidos a los supuestos funcionarios del gobierno que estaban alegadamente inmersos en la compra de legisladores y legisladoras. No obstante, en este caso, Abel guardó silencio frente a la denuncia del vocero de la bancada del opositor PRM y no le criticó nada.

De igual manera, en la misma sesión de la Asamblea Revisora, el también diputado del PRM, Jorge Frías, se puso a disposición del Procurador General de la República para que investigue “el dolo” sobre el cual alegadamente se fundamentaba la reforma y reveló que a él también lo tentaron con ofertas. Frente al turno de Frías el presidente de la Cámara de Diputados fue más “suave” y se limitó a decir que lo que había hecho era un llamado a que presenten las pruebas en la Comisión de Disciplina y Ética.

Lo que no se entiende es que si los diputados (hombres) fueron más enérgicos y contundentes en sus denuncias sobre supuesta compra de votos, Abel fuera tan grosero, irrespetuoso, enérgico, e inquisitivo frente a una diputada, conducta que nos obliga a las siguientes reflexiones:

¿Por qué Abel Martínez trató con “guantes de seda” e ignoró la denuncia de Arroyo, en la sesión dirigida por él en la Cámara de Diputados?

¿Por qué Abel Martínez no conminó con la misma energía, odio y prepotencia a Arroyo a depositar sus pruebas en la Comisión de Disciplina y Ética de la Cámara de Diputados?

¿A qué se debe una reacción tan distinta, iracunda, ofensiva, despreciable frente a una mujer, que frente a un hombre?

¿Hasta dónde esta conducta machista en el ámbito público no será un reflejo de su comportamiento frente a las mujeres en su accionar político, administrativo, o en el ámbito privado?

¿No sería un acto de justicia que las feministas dominicanas condenen este trato contra una legisladora e inicien una campaña para evitar que legisladores que agreden a las mujeres repitan en sus curules?

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