Arthur González.
Fuente, https://heraldocubano.wordpress.com/
Hay situaciones que pueden ser indignantes, pero a la vez causar risa, y es lo que sucede con la “preocupación” mostrada el pasado viernes 29.07.2016 por John Kirby, vocero del Departamento de Estado, ante el estado de salud del “opositor” Guillermo Fariñas, debido a la “huelga de hambre” que dice estar llevando a cabo desde hace casi dos semanas.
Conocido por los sobrenombres de “El Coco”, por la ausencia de pelo y bellos en su cuerpo, o también por “El faquir cubano”, dado sus repetidos shows mediáticos de supuestas huelgas y afirmar que estuvo casi un año sin ingerir alimentos ni líquidos, ahora Fariñas sorprende con un nuevo espectáculo.
De acuerdo con lo expresado por el vocero del Departamento de Estado durante una rueda de prensa:
“La administración del presidente Barack Obama ha transmitido directamente esos temores al Gobierno cubano, tanto a su embajada en Washington, como en La Habana, y están monitoreando su situación de cerca y manteniéndose en solidaridad con quienes promueven los derechos humanos y libertades fundamentales, incluyendo la libertad de expresión y la libertad de reunión en Cuba”.
Estas declaraciones se suman a la reciente publicación del reporte anual del 2015 sobre el tráfico de personas que emite el Departamento de Estado, donde mantienen a Cuba en la categoría de “observación especial”, al considerar que el Gobierno de la Isla no cumple completamente con los estándares mínimos para la eliminación del tráfico de personas.
La desvergüenza de los yanquis llega a tal punto que ahora son los más preocupados por su asalariado, quien se sabe perfectamente sigue instrucciones precisas para ejecutar esa acción mediática, que posibilitará a Estados Unidos reforzar la matriz de opinión de que “Cuba es violadora de los derechos humanos” y tratarlo así en las próximas reuniones bilaterales sobre el tema.
Lo más simpático del asunto es que Fariñas no pretende morirse, pues casi de inmediato acude al hospital donde recibe atención gratuita por parte del régimen comunista, ese que desea cambiar por el capitalismo salvaje.
Si Fariñas no estuviera convencido que la medicina cubana comunista no abandona a ningún paciente, tenga cualquier ideología, credo, color de piel u orientación sexual, no se atrevería a esa payasada, algo que nunca haría en los Estados Unidos.
¿Por qué el Departamento de Estado no muestra la misma preocupación por las huelgas de hambre que ejecutan los presos en la cárcel en la ilegal Base Naval en el territorio cubano de Guantánamo?
¿Acaso no es una violación total de los derechos humanos y las libertades fundamentales, tener a más de 100 seres humanos encarcelados sin someterlos a un juicio justo, sin permitirles visita de sus familiares ni de la prensa internacional o de los relatores especiales de las Naciones Unidas?
¿Y sobre Oscar López, portorriqueño encarcelado solo por sus ideas desde hace 35 años, de ellos más de 17 en celdas solitarias, no hay preocupación ni se monitorea su estado de salud, cuando es realmente un preso de conciencia? Todo indica que el vocero John Kirby, olvidó decir en su rueda de prensa que Fariñas es íntimo amigo del terrorista y asesino Luis Posada Carriles, autor de la voladura de un avión civil cubano donde perecieron 73 inocentes y reside plácidamente en Miami, con la protección del FBI y la anuencia del Gobierno yanqui.
Desde hace unos meses los principales jefes de los grupúsculos contrarrevolucionarios han viajado, y otros aún permanecen, a Estados Unidos, donde reciben preparación de cómo actuar en el nuevo escenario del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, y el diseño de la estrategia de subversión a través de provocaciones callejeras contra la Revolución.
Hay que recordar que hace solo semanas José Daniel Ferrer, cabecilla de la organización contrarrevolucionaria Unión Patriótica de Cuba, UNPACU, declaró desde Miami que su grupo se desligaba de la llamada Mesa de la Unidad de Acción Democrática, MUAD, debido a la falta de acciones provocativas que ejecutan en las calles cubanas, retirándole su apoyo al contrarrevolucionario Guillermo Fariñas.
Ferrer lo acusó públicamente de que, en las elecciones de la MUAD, Fariñas excluyó de la directiva a los miembros de su grupo y “El Coco no tenía un programa para ejecutar provocaciones callejeras, por lo que la MUAD no podría desarrollar una profunda labor social por todo el país y alcanzar una fuerte labor de divulgación para que su mensaje sea atractivo ante los ojos de la población”.
Estas acusaciones también fueron respaldadas por los directivos de la Fundación Nacional Cubano Americana.
Todo está claro, Fariñas sabe que su única posibilidad de llamar la atención y el respaldo de sus jefes en Estados Unidos, es repetir su vieja estratagema que son las aparentes huelgas de hambre, algo que realmente se asemejan más al cuento de Juanito y los lobos.
“El Coco” parece no entender la trampa que le han tendido, y que a su edad esos ayunos pudieran deteriorarlo a tal punto que no pueda recuperarse como en años anteriores, situación que el Gobierno yanqui anhela a todo costo, para de esa forma acusar a Cuba de violar los derechos humanos.
Esperemos por la respuesta oficial cubana a esa “preocupación” del Departamento de Estado, porque sobran materiales para acusar a los yanquis, con respeto y profesionalidad, de ser violadores de los derechos humanos y coartar las libertades fundamentales, pues como expresó José Martí:
“…hay distintas maneras de responder a las gentes; para algo hizo la naturaleza los pies diferentes a las manos”.
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