Josefina Almánzar. |
Por Josefina Almánzar
Especial/Noticias A Tiempo
Abril es un mes emblemático en la historia de nuestro país. Precisamente mañana, 24 de abril cumplimos 56 años de aquel abril donde el cielo cambió de color, en el que abril dejó de ser sólo el mes de la musa de los poetas y poetizas, dejó de ser el mes de la continuidad de la primavera y se transformó en el mes de la trinchera del honor, de la gesta civil más valiente y heroica que vivió la historia republicana del siglo XX.
Mucho se ha escrito, hablado, y cantado de ese 24 de abril. De esos días de un abril manifestado en las calles, de un pueblo que, con palos, piedras, bombas caseras, machetes se enfrentaron a defender la soberanía nacional, a rescatar su gobierno y su Constitución. Hemos escuchado hablar de esos hombres y mujeres valientes que tomaron las armas para luchar por la dignidad, a favor de la constitucionalidad, demostrándole al mundo nuestra valentía y coraje.
Hoy de nuevo es abril, un abril de 56 años después que nos recibe exigiendo y reclamando derechos ya consagrados en nuestra Constitución. Derechos que han costado sangre, sudor, dolor, sufrimiento. Derechos a la libertad pública de hacer, reclamar, protestar pacíficamente a los poderes constituidos. Nos encuentra manifestándonos contra una propuesta de Código Penal que no garantiza los derechos fundamentales en igualdad y equidad para la vida, la salud, la dignidad, la integridad física, el libre desarrollo de la personalidad de las niñas, adolescentes y mujeres.
Abril recibe a sus 56 años después de aquella epopeya a unas mujeres siendo violentadas por un Estado irresponsable y agresor de sus derechos. Un Estado con actuaciones cobardes y muy vergonzantes, haciendo alusión concreta a lo ocurrido en la madrugada del pasado martes 20 de abril, donde fueron agredidas varias jóvenes que estaban acampando frente al Congreso Nacional en el uso de su derecho a protestar de manera pacífica por un contingente de la Policía Nacional.
Abril, 56 años después, nos recibe con una población que desconoce, ignora el texto constitucional. Una población que hereda el robo, el asalto, el golpe de Estado de aquel 1965 donde fue violada una de las Constituciones más liberales de la historia dominicana, heredando un divorcio entre el pueblo y su Carta Magna.
Esos grupos, sectores que manipularon y atropellaron la soberanía nacional en aquel abril del 1965, son los mismos que hoy bajo otros nombres, mecen la cuna para que la Constitución, sus derechos y garantías sean mancillados y manejados a su antojo en perjuicio de las niñas, adolescentes y mujeres dominicanas.
Pero aquí estamos en este abril del 2021 en la trinchera por los derechos de todas, como estuvieron aquellas mujeres combatientes. Como ellas que representaron el valor de lo femenino, nuestra fuerza, coraje, nuestra capacidad de resistir y de transformar. Hilda Gautreau, Yolanda Guzmán, Enma Tavarez Justo, Piky Lora, Aniana Vargas, Ana Joaquina Vinel Taveras (La China), Gladys Borrel (La Coronela), entre otras tantas protagonistas, heroínas anónimas de esta gesta histórica.
Por todas ellas enciendo una luz eterna por el amor compartido y demostrado en su sangre derramada, en sus vidas entregadas en esas calles de aquel abril, en esa trinchera del honor y de la gloria.
Ellas, esas combatientes escribieron sus capítulos en la historia de aquel abril, ahora nos toca a nosotras seguir escribiendo y haciendo este presente, que mañana será futuro. Nos toca escribir los capítulos de este momento presente que será la historia que leerán las futuras generaciones de mujeres.
Que nuestro legado sea orgullo de dignidad, de democracia, de libertad por las que se fueron, por las que estamos, por las que vendrán en la nueva trinchera por los derechos de las niñas, adolescentes y mujeres de nuestra amada Quisqueya.
La autora es abogada y docente universitaria.
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