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La política se define como ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados. A través del ejercicio democrático del derecho de elegir y ser elegido, se llevan a cabo los certámenes electorales para que el pueblo elija a sus autoridades distritales, municipales, legislativas y presidenciales.
Lamentablemente la política se ha convertido y es un vil mercado, cualquerizado y denigrado por sus propios actores principales que con prevendas compran la conciencia y los votos de los electores, burlándose de manera descarada y aumentando sus arcas personales a costilla de ese pueblo que "legítimamente" votó a su favor. Quizás por eso, por mucho tiempo, se pensó y se predicaba en contra de que una persona cristiana incursionara en la política.
El enemigo aprovechó eso para ganar ventaja dando lugar a que esa práctica se incrementara y personas sin ningún temor de Dios salieran favorecidos para estar en posiciones claves de tomas de decisiones, personas sin moral y sin escrúpulos muchos de ellos.
Pero los cristianos despertaron al reconocer que si el enemigo quiere hacer nido en sus cabezas no se le puede permitir. Al reconocer que gozan del mismo derecho que los demás ciudadanos y quizás con más condiciones por su nivel de moralidad y civismo. Por la insistente agenda globalista que atenta y amenaza la soberanía nacional, la familia, la vida y la fe misma.
Gracias a Dios, que nuestra nación en estos momentos no se ha rendido a los pies de los organismos internacionales que buscan la aprobación de leyes para fronteras abiertas, el matrimonio de personas de un mismo sexo, el aborto "justificado" por algunas causas, e intentar lanzar dardos contra la fe cristiana.
Gloria a Dios por la mayoría de nuestros legisladores que por el temor a Dios que tienen, por haber nacido y ser criados bajo la sombrilla de la iglesia (católica o evangélica), no han dado su brazo a torcer y han defendido la patria, la familia, la vida, enarbolando su fe en Dios, procurando ajustarse a lo que dice nuestra Carta Magna.
Hoy más que nunca urge que personas cristianas de verdad incursionen en la política, para con el favor de Dios lograr cada vez tener mayor cantidad de hombres y mujeres que pongan a Dios y sus principios bíblicos por encima de todas las cosas, para serguir siendo una nación bendecida por Dios, que con orgullo exhibe en sus símbolos patrios la biblia abierta en San Juan 8:32 (y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres) y con su lema Dios, Patria y Libertad.
Pero es menester, adecentar la política y contribuir a erradicar las malas prácticas que corrompen a nuestros ciudadanos, manteniéndolos sumidos en miserias, utilizados, invalorados.
Como cristianos políticos no podemos hacer lo que hacen los demás para lograr alcanzar las posiciones a las que aspiran. No podemos ser uno más del montón. No podemos practicar lo que la mayoría practican. Debemos depender más de Dios y apostar a que somos más los insobornables, los concientes, los que dejan a un lado sus simpatías partidarias y están dispuestos a votar por hombres y mujeres de testimonio, probos, decorosos, con proyección de ser dignos representantes donde quiera que Dios le permita servir a la nación.
No es posible que los otros ganen a base de papeletas, no es posible que hombres y mujeres sin escrúpulos se sigan saliendo con las suyas comprando conciencias y votos descaradamente. Esto tiene que cambiar y el mayor reto de los cristianos políticos es adecentar la forma de hacer política en nuestra nación.
Rescatar el altruísmo, la transparencia, la honestidad, la dignidad, el decoro, el apego a la moral y buenas costumbres y la vocación de servir a los demás. Ir poniendo fin al sistema diseñado y por muchos años practicado en nuestro país, vulnerable al enriquecimiento fácil e ilícito, al nepotismo, la corrupción institucionalizada (por ejemplo el cobro de comisiones por compras y las pensiones autoimpuestas para garantizar el futuro de quienes han pasado por organismos del gobierno).
Aunque pudiera parecer una utopía, es posible si la ciudadanía crea conciencia y se empodera.
Alexis Rodríguez
Cristiano, Arquitecto, Comunicador, Activista Social y Pre-Candidato a Diputado Circunscripción No.3, PRD Santiago.
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